lunes, 31 de diciembre de 2018

Winter Ball

¡Hola a todos! Esta quincena me he dado cuenta de que mi vida aquí se ha normalizado, dentro de los límites americanos, claro. Como una buena amiga me dijo, ya he pasado la denominada “Honeymoon” que caracteriza a los primeros meses de estancia mientras te estás adaptando. Ahora mismo estoy viviendo lo que sería una vida americana real, dentro de lo que podemos llamar “real”, vuelvo a repetir. Siento que ya no tengo que pensar tanto las cosas como hacía al principio, todo sale automático. No tengo que repetirme un par de veces tras despertarme, “Lucas, no te olvides de que aquí se habla inglés”, porque ya no es necesario, mi cerebro ya ha asimilado que es lo natural. Cuando la gente me pregunta cómo va mi inglés y si ha mejorado, siempre me quedo un poco pasmado; no porque mi nivel no haya evolucionado, obviamente, desde que estoy en EEUU, está mejorando constantemente, sino porque nunca me lo planteo. Es cierto que al inicio del programa, tus habilidades con el idioma crecen de forma sorprendente, te haces al acento, aprendes expresiones… Pero una vez que esto ya está superado, la soltura con la lengua va aumentando en un proceso continuo, o eso es lo que está ocurriendo en mi caso.

Como sabemos que las Navidades se acercan gracias a los numerosos anuncios y a las redundantes decoraciones que aparecen de forma mágica el día posterior a Thanksgiving, llegó el momento de dejarse la cabeza pensando en los regalos. Además, dos personas dentro de mi familia también cumplen en estas fechas, por lo que el trabajo y el ajetreo aumentaban. A parte de los regalos individuales, para ahorrar un poco de dinero, voy a participar en los llamados “White Elephants” con mis grupos de amigos. “White Elephant” es un intercambio de regalos parecido al amigo invisible pero con muchas más reglas y complicaciones.

En el instituto comenzamos a trabajar en nuestro “business project” para la asignatura de Leadership. En este tenemos que inventar un producto o servicio y crear una compañía a partir de él, cada persona del grupo desempeña un cargo dentro de la empresa y entre todos tenemos que crear una presentación para la clase, es muy interesante. También me estoy poniendo manos a la obra con el community service, necesito una serie de horas tanto para el high school como para el programa, así que un jueves por la tarde me quedé un par de horas después de las clases para ayudar en una colecta de mantas destinadas a las personas sin techo de la ciudad. Mi función fue “hacer” las mantas; cortábamos los bordes de dos mantas en forma de flecos y los uníamos con un nudo haciéndolas más consistentes. Además, llamé a la biblioteca pública de Longview para informarme de cómo podría hacer voluntariado allí también, pero nadie me contestó; tras varias llamadas perdidas durante una semana, me respondieron para hacerme saber que para ayudar allí necesitaba cubrir un formulario; entonces, fui a recoger dicho documento, lo cubrí y lo entregué, a las pocas horas me enviaron un powerpoint con el protocolo de seguridad, hice un pequeño quiz sobre él y ahora estoy esperando al cinco de enero para ir a la jornada orientativa. La verdad es que tengo ganas de hacer voluntariado en la biblioteca, me parece un muy buen lugar.

Cuando salgo de casa por las mañanas últimamente, todo el exterior está congelado, helado. El paisaje es completamente blanco, y el parabrisas del coche está opaco. Me encanta, de pronto todo está cubierto por una capa gélida y abundante niebla. Todo un espectáculo. Este panorama ayuda a meterte en el espíritu de la Navidad, lo que viene genial cuando tienes que dar un concierto con esta temática. Mi profesora de flauta me preguntó si me gustaría participar en el concierto anual que se celebra en una de las iglesias locales, yo accedí con la condición, más bien súplica, de que no me diera un villancico convencional, de los que ya estoy un poco quemado. Tras unos días de búsqueda, encontramos unos que podían encajar y nos pusimos a prepararlos. En el concierto toqué con su madre, que es pianista, y al final no fue del todo mal, me recordó bastante a las audiciones del conservatorio, quién me diera tocar ahora en una… Otra cosa que me alegró bastante fue cuando, un día cualquiera, al ir a recoger el correo me encontré un paquete con mi nombre. Siempre que llega un paquete o una carta, la emoción es enorme, hay veces que me pongo nervioso y todo, no me preguntéis por qué. Pero es que esta vez, el contenido de la pequeña caja era algo que llevaba esperando con deseo desde que había hecho el pedido: turrón. Resistir a la tentación de abrir las tabletas fue complicado, pero me espere hasta el día veinticuatro para compartirlas.

En estas semanas me ocurrió un acontecimiento súper importante para la vida de cualquier español: el día en el que cocinas tu primera tortilla de patatas. Todo empezó cuando me ofrecí a preparar el desayuno del día de Navidad para la familia, pero claro, antes de ponerte a cocinar para la gente tienes que hacer un par de “ensayos”. Recuerdo que ese día se me hizo muy largo, me desperté y no había nadie en casa, mi hermano estaba trabajando y mis padres estaban fuera de la ciudad cuidando a sus nietos. Tenía toda la casa para mí, y como no, fue un día muy poco productivo. Cuando mis padres llegaron a casa, me dispuse a comenzar la famosa receta. Al terminar, quedó bastante decente, seguro que con el tiempo todo mejora.

La última semana antes de irnos al “Winter Break” fue la semana de los finales, tuve tests de prácticamente todas las asignaturas, pero sin duda, la clase que se hizo más pesada fue inglés, poner a punto la libreta, hacer ensayos y redacciones, las fotocopias, leer el libro, estudiar el vocabulario… Cuando pensaba que lo tenía todo acabado, surgían nuevos trabajos al día siguiente en clase, se hizo eterno. Además, esa semana también tuve el concierto de Navidad del que hablé antes; se juntó todo. Pero no sólo fue estudiar, tambien fui a un par de fiestas de cumpleaños, se cumplían dieciocho en ambas. En la primera de ellas jugamos al Monopoly durante toda la fiesta; fue muy divertido. Y la segunda era una fiesta sorpresa que organizó la hermana de la cumpleañera; lo malo fue que no saben disimular, entonces todo parecía muy sospechoso y evidente. Esta también fue muy entretenida, además, siempre te tratan como si fueras parte de la familia, y eso es muy agradable. Durante estos días, recibí una visita de mi coordinadora local de CIEE, nos situamos con lo que había ocurrido en los últimos meses y planeamos lo que pasará en un futuro.

El último día antes de las vacaciones me pasé la mañana decorando galletas al estilo navideño. Siempre me sorprenden todos los medios que tienen para montar una actividad en el instituto, y cómo las clases se transforman dependiendo de ellas; parecía que teníamos toda una fábrica montada en clase de química.

Al día siguiente se celebró Winter Ball, la verdad es que después de Homecoming, estaba esperando con ganas otro baile. En esta ocasión decidimos ir en grupo, exchange students. Anna (Alemania) y Marina quedaron en casa de Thai (Brasil) temprano para prepararse todas juntas y, unas horas antes del baile, pasé por su casa para que nos llevaran a cenar. Cenamos en Applebee’s, nos reímos mucho y, un poco más tarde, llegamos al high school para el baile. En la entrada estaba mi profesora de Civics, hablamos un rato y luego nos hicimos un hueco entre la multitud; bailamos, nos encontramos con más amigos, nos lo pasamos bien; aunque seguimos defendiendo que no saben poner música. Después del baile nos vino a buscar mi hermano y todos volvimos de nuevo a casa de Thai, vimos un par de películas; una de ellas fue “Mamma Mia”, que ahora mismo tengo en bucle durante todo el día. Luego nos marchamos a casa. Otra noche inolvidable.

Tras el baile, Winter Break quedó inaugurado, llegan unos días de descanso en los que voy a poder hacer lo que me gusta y disfrutar de las Navidades americanas tal y como son. Sus tradiciones. Sus costumbres. También tengo miedo por lo que pueda pasar, las primeras Navidades fuera de casa, bueno, eso ya no es verdad, debería decir las primeras Navidades lejos de las personas que quiero desde siempre. Pero por otro lado no me preocupa, porque el espíritu navideño en Estados Unidos es impresionante y porque las personas en las que confío están “segurísimas de que todo pasará sin problemas”. Gracias. Antes de terminar la última entrada de este año me gustaría desearos a todos unas felices fiestas y un feliz año nuevo. 2018 ha sido un año espectacular para mí y voy a empezar 2019 con ganas de superar al año anterior.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!

Lucas Santos





domingo, 30 de diciembre de 2018

Winter Warmth

¡Hola a todos! Con esta entrada inauguramos el mes de diciembre; estos cuatro meses han sido muy intensos, un no parar. Los días son eternos pero, a la vez, las semanas pasan como un suspiro, cuando me quiero dar cuenta ya me están llamando mis padres de nuevo. A pesar de lo exiguo que es el tiempo, tengo la agradable sensación de que estoy aprovechando al máximo los instantes que tengo aquí. Las horas contadas. Cuando echo un vistazo a las anotaciones antes de escribir las entradas me doy cuenta de que hay veces que ni siquiera recuerdo lo que he hecho hace dos días. Me alegra saber que todo está plasmado en un papel, creo que si no escribiera, acabaría volviéndome loco.

A mediados de noviembre, uno de mis mejores amigos consiguió una beca de la Universidad de Saint Martin’s por sus resultados en Cross Country, todos asistimos a la firma del contrato en la biblioteca del instituto. Fue divertido y hubo una de esas tartas modernas de Instagram. Me sorprendió que aquí los “student athlete” puedan recibir becas para estudiar en la universidad gracias a su esfuerzo en el deporte en el que estén; las universidades se cuelan en las competiciones para vernos y luego ofrecen este tipo de ayudas (necesarias, porque el “college” americano es carísimo) a cambio de la participación del atleta en el equipo de la universidad. Entre tanto, mi familia y yo comenzamos a planear nuestra visita a Seattle, le pusimos fecha: Thanksgiving, y empezamos a decidir qué queríamos visitar. Todas las personas a las que les preguntaba me recomendaban un lugar nuevo, incluso uno de los profesores hizo de guía explicándome los sitios que me gustarían, conociendo mis gustos. Estoy contando los días para visitar “Emerald City”.

Uno de los momentos que más disfruto del dia sucede tras las clases, cuando me subo al bus para ir a casa. Saludar al conductor, uno, dos, tres asientos, izquierda, acomodar la mochila a mi lado y observar a todos los alumnos saliendo del edificio, deseosos de entrar en sus coches e iniciar el camino de vuelta. Cuando todo el mundo está listo, el vehículo amarillo arranca y yo saco mi ebook para leer; a mitad de camino, cuando el bus esta más vacío, cierro el libro y me pongo a hablar con mis vecinos preguntándoles cómo ha ido el día. Hay veces que el viaje se hace eterno, sobre todo cuando tienes cosas que hacer; el bus tarda casi una hora en llegar a mi casa. Antes de bajarme siempre reviso que no me quede nada en el asiento y, tras darle las gracias a el conductor y desearle un buen día, me bajo.

Los últimos días de clase antes de nuestro primer paréntesis del curso (Thanksgiving) se acercaban. La verdad es que los estaba esperando con ganas, pero a la vez, no quería que llegaran nunca porque suponían que una de mis mejores amigas volvía a casa. Como buenos amigos, preparamos una fiesta en la bolera, en la que estuvimos esperando cuarenta minutos a que llegara la gente, y para nada, porque al final no nos dejaron jugar; se ve que había una liga esa noche. Pero nosotros no nos dimos por vencido y volvimos a los pocos días, esta vez organizando una fiesta sorpresa. Fue muy divertido, nos lo pasamos muy bien y le dijimos adiós por todo lo alto. Estoy seguro de que este verano cae una visita a Francia. Este mismo fin de semana, acabe mi primer juego de D&D, fue entretenido porque ya le he pillado el tranquillo y la verdad es que es un juego bastante friki pero muy creativo.

Antes de marcharnos de vacaciones por Thanksgiving, empezamos a ver en las clases nuevos materiales, llegaron nuevos tests, nuevos quizzes, nuevos libros de lectura… Es cierto que esta última semana se hizo pesada a causa de los deberes y trabajos que teníamos que entregar, pero de todo se sale; ahora mismo me estoy preparando para la semana de los finales antes del Winter Break.

Además de los proyectos académicos, también hemos empezado a anunciar el baile de Winter Ball, el más importante del año escolar después de PROM; se celebrará el último sábado antes de Navidades y ya estamos dejándolo todo listo en Leadership. He resuelto el dance pass para Marina y, a pesar de los imprevistos por culpa de las confusiones de los alumnos de primer y segundo año en la venta de tiquets, y el miedo a que cancelaran el evento a causa de esto, estoy seguro de que va a ser una muy buena noche.

En estas semanas también he tenido mi primer concierto en América con la banda de la universidad. Ha sido de temática marina y hemos tocado obras como “Of Sailors and Whales” de McBeth o “Four Sea Interludes” from “Peter Grimes” de Britten . Tenía bastante curiosidad por ver cómo funcionaban los conciertos en U.S.A. Tras numerosos ensayos, llegó el día del “dress rehearsal”, al que no se tiene que ir vestido (que paradoja) y veinticuatro horas después, el esperado concierto. El código de vestimenta americano es muy similar al que ya conozco, por no decir igual, el problema fue encontrar ropa en Longview, ¡No hay ni una sola tienda!, al final, tras mucho rebuscar, acabamos con una camisa negra. La mecánica de la actuación fue la conocida, lo que más me sorprendió fue que el director explicó de forma muy detallada el significado y la historia que hay detrás de cada obra; de forma muy muy detallada, incluso demasiado, pero el público apreció el detalle, o eso me dijeron. Me quedo con un buen recuerdo de mi “debut” americano.

El antepenúltimo día antes del puente fue el primero que llegué tarde a clase (tal vez no parece gran cosa, pero aquí se considera una falta importante). La culpa fue del conductor, pero ya está todo hablado, al final nos acabamos riendo y todo. Y, como no, el último día antes del puente, no podía ser un día normal. Los profesores de ciencias prepararon toda una sesión de zumba; como la mayoría de mis clases son de ciencias, me pase tres cuartos de la mañana bailando con mis compañeros. Fue muy gracioso e, inesperadamente, cansado. Esa misma tarde, quedé para ir al cine con los chicos de Cross Country, vimos la última de Animales Fantásticos. Íbamos cuatro, contando a mi hermano y a mi; una de las chicas con las que estábamos, Lena (que me lleva pidiendo durante semanas en clase de Personal Finance que la saque en el blog), es una fan del mundo de Harry Potter, y yo también me he leído todos los libros, así que fuimos los únicos que entendimos la película, nuestros hermanos se quedaron dormidos a los quince minutos. Otra cosa que me llamó la atención de los cines americanos, a parte de que los precios meten miedo, es que tienen, literalmente, media hora de anuncios, por eso salimos de casa a la hora a la que empezaba la película, para llegar a, como decirlo; la película.

Y se presentó el esperadísimo día de Thanksgiving. Según me levante, me puse a hacer la maleta: nos íbamos a Seattle. De camino paramos para coger un par de cafés Starbucks, al igual que el resto de familias locales, por lo que tuvimos que esperar una cola bastante larga. Una vez que llegamos a casa de mi tía, todo estaba decorado, muy decorado. Me presentaron a algunos familiares que aún no había tenido la oportunidad de conocer y, antes de empezar a comer, el estudiante de intercambio que vive con mi tía y yo, dimos un pequeño concierto que gustó bastante. Tras bendecir la comida, nos pusimos manos a la obra. Las fuentes de comida estaban desbordantes, comimos durante un buen rato, y luego, todos los adolescentes nos fuimos a jugar al billar que tienen en el piso de arriba, fue un día muy americano. También hubo juegos típicos de Thanksgiving como el mítico “I’m thankful for…”. Tras el gran banquete, nos despedimos de los familiares y arrancamos hacia “grandma's”; llovía como nunca había visto en Washington, pero llegamos sanos y salvos. Después de cenar, decidimos planear los lugares que íbamos a visitar al día siguiente en la gran ciudad.

A la mañana siguiente ya no podía aguantar más, queria ir a Seattle. Después de un desayuno delicioso y dar quince mil vueltas hasta encontrar parking, cogimos un tren con destino Space Needle. Desde allí arriba se podía ver toda la ciudad, fue impresionante. Además, el suelo de la penúltima planta era giratorio y por lo tanto, no hacía falta moverse, ya se movía él solo. Tras el famoso monumento, fuimos a Pike Place Market, para ver el “flying fish”; cuando me di cuenta, tenía un par de merluzas pasando por encima de mi cabeza. La siguiente parada era la Gum Wall, que nos costó lo suyo encontrar, a pesar de que estaba a sólo veinte metros de distancia; fue bastante asqueroso. El primer Starbucks, Benaroya Hall, The Elliott Bay Book Company… Y ya estábamos de vuelta en casa de la abuela para ver la “Apple cup”, que es el madrid-barcelona de Washington. Cougars vs. Huskies. El ultimo día antes de la vuelta al instituto hicimos una pequeña parada en el centro comercial de Seattle y ya nos volvimos a Longview.

Durante estos últimos días, solucioné la locura de entradas del blog (y aún sigo en ello), hice mis primeros laboratorios en química y en física, que me han encantado, siento que aprendo de verdad; hojas de ejercicios, deberes, nuestro gato se pone enfermo causando revuelo general en casa y, para terminar, una amiga y yo salimos a correr al lago con la excusa de "no perder la forma” para cuando empiece la temporada de Track en primavera. Esta es la excusa, la verdad es que lo echábamos de menos, y nos dio igual que diluviara e hiciera frío.

"Winter is coming", y esto es una realidad, está viniendo en todos los sentidos y habrá que abrigarse para no pillar frío.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!

Lucas Santos









jueves, 29 de noviembre de 2018

El termo sigue cerrado

¡Hola a todos! Hoy quiero empezar la entrada exponiendo lo importante que es tener metas, objetivos, puntos a los que llegar. Los buenos objetivos son aquellos que requieren trabajo y esfuerzo. Hay veces que por mucho empeño que pongamos, no se consiguen. Hay veces que consigues algo sin esperarlo, incluso pensando si de verdad lo mereces. Una vida sin metas sería como un vuelo sin punto de destino; volaríamos sin sentido hasta que se nos acabara el combustible. Pérdida de energía. Conociendo el propósito podemos trazar el camino; la travesía. Durante este periplo, tenemos la opción de correr si es necesario, o de pararnos a pasear y observar los alrededores; saltar obstáculos e incluso sentarnos a pensar. Aquí he descubierto que la posibilidad de caminos es infinita, hay caminos estrechos y caminos anchos. Tenemos la libertad para crear nuestro camino, tenemos el lujo y la responsabilidad de poder elegir.

A comienzos de quincena, decidí que, tras la experiencia vivida en la organización del baile de Homecoming, me gustaría "tomar la iniciativa", como dicen en clase, en alguna de las propuestas que solemos tener en Leadership, y llevar a cabo un proyecto; así que, formando parte de la comisión de "recognition", tomé la iniciativa con el "Birthday Wall", que es un calendario gigante donde cada mes se incluyen los cumpleaños de todos los estudiantes nacidos en esos días. Me pareció un buena idea para, de alguna manera, reconocer a todos los estudiantes. Nos llevó bastante tiempo hacerlo, pero valió la pena.

Como el invierno se acerca y porque de vez en cuando mi abuela aparece en las llamadas domingueras hacia el otro lado del charco para recordarme, con su mejor intención, que tengo que abrigarme (gracias abuela por estar siempre tan atenta de que tu familia este se encuentre bien, con el estómago lleno y bien calentitos), el día de centro comercial era inevitable. Para hacer la irremediable compra más amena pensé en alguien que pudiera necesitar, al igual que yo, ropa de invierno; y ahí estaba Marina, esperando en el portal de su casa a las diez y cuarto, lista para ir a Portland, OR. Pasamos toda la mañana visitando tiendas junto con mi padre y mi hermano, tratando de encontrar los mejores precios. Antes de ir a comer, decidimos entrar en unas tiendas de zapatos para ver si encontrábamos algo; mientras ella se probaba unas botas, yo fui a echar un vistazo a los jerséis. Cuando volví, me encontré con que estaba hablando con otras chicas de nuestra edad, mas o menos. Y sí, puede que Marina sea sociable, pero tanto como para ponerse a hablar con desconocidos… Pues resulta que acabábamos de coincidir con Sara, otra estudiante de intercambio de España, pero no solo eso, también es una becada por la Fundación. Creo que estuvimos en estado de shock durante un minuto y luego ya reaccionamos. ¿Cómo puede ser que se junten todas las coincidencias para que esto ocurra?. Fue muy fuerte.

El martes tuvimos la ceremonia de cierre de Cross Country: “Awards”. Mis amigos y yo comenzamos a planear el evento con antelación, fui a comprar junto a un compañero un par de regalos para nuestra coach y assistant coach; fueron unas horas muy divertidas donde casi nos perdemos entre tantas estanterías. Y, por otro lado, planificábamos un par de recuerdos para nuestros mejores atletas; se suponía que estos últimos iban a ser secretos, hasta que mis amigos tuvieron la genial idea de poner todas las partes que conformaban el regalo juntas durante el lunch, ahí se empezaron a oler las intenciones. Ya por la noche, nos reunimos todos en la cafetería, donde también estaban presentes los padres, para proceder a la entrega de premios. Todo comenzó con los estudiantes de "Middle School", cada uno recibió un diploma y, si habían reunido los requisitos, también se les obsequió con una Varsity Letter la cual certifica tu esfuerzo, disciplina y dedicación dentro del equipo. Lo mismo ocurrió con nosotros, los atletas del high school. Antes de entregar un galardón al atleta, Coach K daba un pequeño discurso sobre esa persona, diciendo cómo había sido su temporada y lo que había aportado al equipo. Yo conseguí una Varsity Letter, lo que me dejó bastante sorprendido porque no estaba seguro de haber alcanzado todos los parámetros. Cuando acabaron los premios, se dio paso a los premios extraordinarios; el ultimo dia de entrenamiento, todos votamos a nuestros candidatos para las dos categorías extra: el y la que más ha mejorado y el y la más inspiracional. Yo tenía bastante asimilado que no iba a conseguir ninguna de ellas por dos razones: sólo hay cuatro galardones para todo el equipo y sólo llevo en él tres meses. Bueno, pues América volvió a sorprenderme de nuevo. Más inspiracional. Yo. No me lo creía; de hecho, cuando Coach K dijo mi nombre, tardé en reaccionar unos segundos antes de levantarme. El premio representa mucho para mí porque fueron mis compañeros los que votaron. Una vez más vuelvo a la palabra que no paro de repetir: Gracias. Por todo. Todo; con el significado completo de la palabra.

Otra anécdota "curiosa" que tuvo lugar en estas dos semanas ocurrió durante un luch, concretamente en el lunch del miércoles. Como todos los días, tras sacar de mi taquilla la bolsa del almuerzo y sentarnos enfrente de la biblioteca, me dispuse a abrir el termo que suelo llevar con sopa dentro. El termo no quiso abrirse. Lo intente con todas mis fuerzas, pero el pequeño recipiente insistía en retener el alimento en su interior. Mi termo pasó por todas las manos de la mesa pero no hubo forma. Al llegar a casa, mi madre y mi hermano también probaron, pero el termo seguía sellado. La única solución que vimos fue ponernos a debatir las posibles razones por las que al cilindrico envase no le venía en gana abrirse. No sacamos nada en claro.

Mientras todo esto sucedía, se acercaba la fecha del que será mi primer concierto. Los ensayos con la banda de la Universidad son cada vez más interesantes, nuestro director conoce muchos aspectos de la música. Al final de uno de estos ensayos, repartió una serie de pósters de distintos tamaños para que, el que pudiera, los colgase por la ciudad. Yo soy el único estudiante de mi instituto que está en esta banda, por lo que me tocó hacer de publicista. Lo que yo no sabía es todo el proceso que hay que llevar a cabo para colgar un póster en mi instituto, un simple póster. Dicho cartel va pasando por todas las oficinas del edificio hasta aterrizar en el despacho del director, donde se somete a una rigurosa inspección. Aceptar seis hojas de papel les llevó tres días. Finalmente, los pude pegar en los sitios estratégicos del campus.

Durante estos días también aconteció una de las fechas más importantes del calendario americano: Veteran's Day. Gracias a esta festividad tuvimos un finde un poco más largo y celebramos el cumple de Bea, una becada que, junto a Jorge y Marina, conforma nuestro "Spanish Crew", y que conocí el la fiesta de Halloween. A causa de la festividad, se celebró una asamblea en el salón de actos del instituto. Fue mucho más formal que la de Homecoming, honrar a los militares es algo que se toman muy enserio y, por supuesto, hay que ser respetuoso con ello. Como en cada asamblea, algo tiene que pasar, algo aparte del pequeño concierto de la orquesta o de las diferentes presentaciones y es que entre la explicación de la rama militar aérea y la marina, reprodujeron un video con una canción de fondo que no paraba de repetir "I'm homesickness". Obviamente, se refería a el sentimiento de los soldados cuando están fuera del país luchando, pero creo que mis compañeros de Leadership no cayeron en que había exchange students en la sala. Fue complicado aguantar las lágrimas pero se aguantaron; lo mejor fueron las miradas que nos intercambiamos entre nosotros, los estudiantes de intercambio. Para qué meter sal en la herida… Tengo la suerte de poder decir que hasta ahora no me ha dado ningún tipo de bajón durante mi estancia en U.S.A., pero, como cualquier ser humano, de vez en cuando también me acuerdo de mi familia, de mis amigos, de mi ciudad; el "recuerdo" suele durar unos pocos segundos, porque conozco mis salidas, simplemente me pongo a hacer otra cosa o a pensar en algo diferente. No es que sea algo malo, para nada, y entiendo que hay veces que se necesita, pero yo no estoy por la labor de estar de bajón cuando podría estar disfrutando.

En este pequeño descanso a causa del festivo, aproveché para volver a quedar con mis amigos del equipo, jugamos durante un rato a D&D, luego fuimos a la bolera, donde no di ni una, hasta que desarrolle mi compleja técnica de tirar como un señor mayor; mis amigos se rieron, pero a mí tirar de esta forma me dio tres plenos seguidos. Valio la pena. Después de pasar un par de horas divirtiéndonos en la bolera, fui con Marina y su familia hasta Vancouver, WA, para comprar un regalo para Bea, que, como ya dije, celebraba su cumpleaños el fin de semana. Dimos un par de vueltas al centro comercial para encontrar lo que queríamos y nos volvimos. En el viaje de vuelta, mis amigos me llamaron de nuevo para decirme que estaban planeando ir al cine y, dicho y hecho, Marina y yo nos presentamos en su casa, jugamos durante un rato a Mario Kart, que hacía siglos que no jugaba yo a ese videojuego y luego, tras probar el mejor batido de mi vida, fuimos a ver Bohemian Rhapsody; muy recomendable. Fue una de las mejores tardes que he pasado aquí.

El cumpleanos de Bea también fue muy divertido; bailamos, sacamos fotos, nos divertimos en general; pero sin duda lo mejor fue cuando, para cenar, se destapó la mesa de aperitivos y en ella había tortilla. En ese momento creí que estaba soñando, no bromeo. Gracias a Cross Country llegue de primero a la mesa y pude comerme tranquilamente un cuarto de la tortilla yo solo, luego hubo más platos españoles, pero la tortilla los deslució a todos. Gracias Bea, de corazón. Después de cenar, seguimos hablando durante un rato y luego decidimos jugar al Monopoly; cuando nos quisimos dar cuenta eran las cuatro de la mañana. Nos fuimos a dormir porque el desayuno estaría listo en sólo cinco horas. A la mañana siguiente jugamos a un par de juegos más y luego nos volvimos a casa. La fiesta fue perfecta, era justo lo que necesitaba para salir, aunque solo fuera por unas horas, de los deberes y trabajos.

Después de ese fin de semana, mi familia americana me invitó a ir a cenar a uno de los restaurantes mexicanos más famosos de la ciudad y la verdad es que toda la comida estaba muy buena. La comida mejicana tiene un regustillo a la española, lo que me inspira a atreverme a cocinar por mi cuenta. Aún no me he atrevido porque los platos españoles me parecen complicados pero no me iré de América sin haber hecho mi primera tortilla, eso lo aseguro. Mientras tanto, el termo sigue cerrado...


¡LA AVENTURA CONTINÚA!

Lucas Santos





domingo, 25 de noviembre de 2018

Pero mientras tanto, seguimos corriendo...

¡Hola a todos! Bienvenidos de nuevo, ya hacía tiempo que no me sentaba enfrente del ordenador a jugar a ser escritor. Lo echaba de menos. Mi pequeña ausencia se debe a que, a finales del mes de octubre, mi ordenador dejo de funcionar, lo encendía y según accedía al escritorio, la pantalla se ponía en vertical y a los pocos segundos todo se volvia negro. Unas risas… Al principio decidí esperar para ver si era simplemente una falta de batería pero, desgraciadamente, no fue así,. Lo llevé a una tienda de aquí, sin entender muy bien qué había pasado; el ordenador lo compré hace cuatro meses y nunca se ha llevado un golpe, de hecho, solo lo uso dos veces al mes para escribir este mismo blog. En la tienda no consiguieron nada y la única solución fue mandarlo de vuelta a Espana esperando que la garantía pueda hacer algo. El problema es que los ordenadores americanos no tienen un teclado apto para escribir en español, lo que es lógico; no hay tildes, no hay acentos de ningún tipo, no hay eñes… Y así me he pasado todo el mes de noviembre, sin poder desahogarme a través de las letras, lo he aguantado hasta que ya no he podido más y he decidido usar un ordenador americano a pesar de que me lleve el doble de trabajo publicar una entrada. Toda esta situación me ha llevado a sacar una conclusión, el tiempo pasa muy rápido, mucho más rápido de lo que a mí me gustaría, pero también me alegra saber que no he parado de hacer cosas de todo tipo; hace diez minutos, cuando me puse a revisar mis notas y vi que en esta entrada tengo que comentar los primeros detalles de PROM o el huracán de sentimientos de Senior Night; y que todo esto paso hace solo un mes me planteo si el paso del tiempo también varía en U.S.A., igual que ocurre con las millas y los grados farenheit; todos estos momentos parecen tan lejanos.

A finales de octubre, tuvo lugar uno de los eventos deportivos más esperados del año, el partido de Civil War, donde los equipos de fútbol americano de los institutos de la ciudad se enfrentan para conseguir el preciado honor de ser el campeón. Cómo no, detrás del partido, estamos los estudiantes de Leadership; cada instituto diseña una camiseta con motivo del encuentro, el objetivo de las camisetas es desmotivar al contrincante haciendo burla al otro high school, el sentimiento de pertenencia es enorme. El día del partido, se respiraba la tensión en los pasillos del R.A. Long; en el entrenamiento, nadie era capaz de concentrarse, todos esperábamos que la campana de la torre del reloj diera las siete. Cuando sonó la séptima campanada, saltaron bombas de color que tiñeron las gradas de rojo o azul, dependiendo del colegio; o eso me dijeron porque yo, como buen español, llegue tarde. Disfruté del partido con mi familia de Cross Country, los demás exchange students y alguno que otro senior. Al final perdimos, pero sé que valió la pena ir porque aún sigue tronando en mi cabeza el barullo de las gradas.

Esta quincena, algunos de los atletas de Cross Country y yo fuimos a hacer community service a uno de los bancos de comida de la ciudad, ese día hizo un frío horrible pero pasé un buen rato con mis amigos repartiendo yogures griegos y limonada. Después de un corte de pelo, con su respectiva charla con la peluquera, salimos hacia la casa de Marina, que celebraba una fiesta de Halloween, el tema era Harry Potter. Sus padres se molestaron un montón decorando y organizando juegos, búsquedas del tesoro y demás; parecía que estábamos en Hogwarts de verdad, hasta la comida estaba sacada de los libros. Tras comer tal desmesurada cantidad de dulces, nos fuimos a bañar a la piscina, que habían preparado con niebla; y luego, dormimos en tienda de campaña. Fue muy divertido y las risas no faltaron en ningún momento. Gracias. 

Después del breve paréntesis, tocó volver a la rutina, a los deberes y al instituto y, sorprendentemente, no fue tan duro. Aquí estoy aprendiendo que hay que tener una mente positiva, y que valorar la suerte que tengo es básico; por eso, cuando veo la montaña de deberes sobre mi escritorio, me digo a mi mismo que soy afortunado de poder estar haciendo deberes de precálculo o Personal Finance y de poder estudiar en el instituto en el que estoy, al que ya pertenezco. No voy a mentir diciendo que no me da una pereza enorme pasarme la tarde haciendo problemas de matemáticas, pero siempre lo planteo desde otra perspectiva. Además, mi vida durante la mañana ya se está empezando a asentar, mis amigos me esperan delante de mi taquilla para ir al “lunch”, el tercer asiento a la izquierda en el bus amarillo ya es mío… todo es estable, al menos hasta que ocurra algo en breves que lo vuelva a "embarullar" todo. Estoy esperando. En el instituto, los profesores han cogido la desagradable manía de poner quizzes todas las semanas, lo que provoca un cansancio continuo, y también he vivido los primeros tests del año escolar; al final no ha sido para tanto, pero al principio asustan.

El viernes nos reunieron a todos los senior en el salón de actos durante Advisory para hablarnos de nuestra graduación y sus respectivos requisitos; la empresa organizadora también estaba presente y aprovecharon para exponer la amplísima gama de productos que podemos comprar; desde sudaderas "Class of 2019" hasta joyas como el anillo de la clase, pasando por la famosa toga y birrete, esto sin contar las invitaciones y anunciaciones personalizadas; en definitiva, sociedad consumista compulsiva.

Durante estos tres meses en América he tenido que buscar puntos de apoyo, aquellos que tenía en España, los tengo aquí también. Pero necesitaba algo nuevo, necesitaba comprensión, y no una comprensión externa, necesitaba alguien que estuviera en mi misma situación y es por eso por lo recurrí a los becados, hablar con Ainhoa, con Jorge, es refrescante, te pone los pies en la tierra, tanto si estás volando por las nubes como si estás hundido en lo más profundo del océano. Pero hay veces que necesitas a alguien aquí, que este contigo, y es cuando te sientas en la mesa internacional, cada uno tiene un punto de vista diferente, y nos ayudamos entre nosotros cuando hay turbulencias por el camino, ya sea el inglés, una asignatura, la familia o las ganas de ver a alguien más allá de en una pantalla; con ellos me he dado cuenta de que si quieres entender, entiendes, hables bien el idioma o no, con ellos no importa que el verbo esté mal conjugado, la acción siempre está ahí detrás.

Esta semana también caí en que Cross Country se estaba acabando, por mucho que quisiera estirarlo o negarlo. Mi última carrera fue la de la liga, pero después, seguí yendo a los entrenamientos, más que nada por que no aceptaba que se hubiera acabado. El equipo principal se estaba preparando para las competiciones del distrito y los entrenamientos siguieron como habían sido siempre, con menos gente; el número de personas iba reduciéndose con el paso de los días. Como recompensa por seguir entrenando, me permitieron ir con ellos al Distrito, no tengo problemas con mis notas, por lo que la administración no puso pegas, pero antes, acaeció Senior Night.

Senior Night se celebra para reconocer a los atletas de último curso que han corrido en el equipo durante su estancia en el instituto; además, los homenajeados, preparan un breve discurso para agradecer a sus padres por el esfuerzo realizado. Al final acabé hablando delante de todos. Los discursos de mis compañeros fueron muy emotivos, y cuando llegó mi turno, estaba temblando y al borde de las lágrimas; todo lo que llevaba dentro se liberó cuando empecé a hablar. La verdad es que ya ni me acuerdo de lo que dije, solo se que empece con "yo no puedo hablar de cuatro años, sólo de tres meses…" y que cuando acabe, medio equipo estaba llorando. Al sentarme, me sentí completamente transparente, como si hubiera enseñado quién soy yo desde dentro, como si ahora lo supieran todo de mí, vulnerable. Coach K nos dio unas cartas que había escrito para cada uno de nosotros y un pequeño regalo que para mí tiene más valor que cualquier diamante del mundo. Creo que esa noche nos unió aún más. 

La competición del distrito no fue como estaba planeada, desde el estallido de la pistola de salida de la primera carrera hasta que llegamos a casa no paró de llover, aún así, tres de mis amigos se clasificaron para el estado. Pero lo peor fue cuando tuve la inocente idea de pedir los deberes, ¿había perdido un día de colegio o un mes?. Me llevó toda una semana ponerme al día. De todo se sale. La buena noticia fue que los entrenamientos continuaban debido a la clasificatoria estatal.

Unos de los requisitos de graduación es haber realizado los exámenes estatales de matemáticas e inglés, por eso una mañana recibí una nota de dirección donde me comunicaban que había suspendido dichos exámenes y que tenía que repetirlos, cuando en verdad, nunca los había hecho. De todas formas, me apunté para realizarlos, sacrificando así dos días de clase. Yo pensaba que sería un examen de inglés normal, pero para mí, el maldito nunca acababa, estuve cuatro horas leyendo textos en inglés, analizandolos y contestando preguntas, y, cuando pensé que la pesadilla había acabado, la bibliotecaria me dijo que aún me quedaba por hacer el examen de redacción, que fueron dos largas horas más. Cuando llegué a casa el dolor de cabeza era tal, que sólo pude tirarme en la cama, cualquier contacto con el inglés me molestaba, a pesar de mis intentos, el idioma fue imposible de esquivar. Afortunadamente, el examen de matemáticas solo duró cinco horas, el problema aquí fue que no sabía el nombre de las monedas americanas y que la vigilante no entendió que no soy estadounidense, bueno, sí que lo entendió, pero no quiso ayudar.

Al mismo tiempo, los ensayos con la banda sinfónica de la universidad fueron pasando, estamos preparando las obras para el concierto de “Thanksgiving” y se pueden notar los primeros avances. Después del caos, necesitaba un día sin hacer nada (dentro de lo que es no hacer nada aquí), por lo que me esforcé al máximo para dejar todos los deberes hechos el la tarde del viernes y así tener el domingo libre, no lo conseguí, tuve que trabajar en el libro de inglés por la tarde, pero la mañana no me la quitó nadie.

Y finalmente, llegó el descanso con la deseada fecha del 31 de octubre: Halloween. Desde pequeño siempre había soñado con celebrar Halloween al estilo americano. Sueño cumplido. La ciudad estaba muy bien decorada. Ese día aprendí que los capítulos se cierran cuando tú quieres y no cuando están acabados; tuvimos el último entrenamiento de Cross Country, y lo celebramos con la "Trash Run", que consistió en correr por la ciudad tratando de encontrar el objeto más raro que pudiéramos, no os imagináis lo que los americanos dejan tirado por ahí... Fue muy divertido. Después de ducharnos porque, como de costumbre, llovió con gana, nos fuimos a Cathlamet, la pequeña ciudad donde vive mi abuela americana, y, donde todo estaba listo para hacer truco o trato. En nuestra casa llamaron al timbre más de trescientas veces, sin exagerar. Hubo disfraces de lo más originales, me gustaría haber sido más pequeño para poder celebrarlo con la ilusión con la que los niños pedían caramelos.

Resumiendo, hay que vivir y aprovechar todos los momentos, exprimirlos, abrazarlos con fuerza, para que luego, cuando hayan pasado, no nos quedemos con las ganas. Esto es como un suspiro y a la vez, hay días que parecen no acabar. Hay veces que me siento a hablar con mis padres, y me doy cuenta de que es domingo de nuevo, hay veces que no me acuerdo ni de lo que pasó ayer. Y es por eso, solamente por eso, por lo que tengo que respirar cada instante, inspirarlo con fuerza, aguantarlo tanto tiempo como necesite y espirar despacio sabiendo que el oxígeno siempre se quedará dentro.


¡LA AVENTURA CONTINÚA! 


Lucas Santos













jueves, 18 de octubre de 2018

Homecoming

¡Hola a todos! Hace un par de semanas he vivido mi primer baile americano: Homecoming, y si, es como en las películas. Dejar reflejado en una entrada todo lo que pasó durante estos días es muy difícil; pero vamos a hacer un esfuerzo, al fin y al cabo, uno más al montón.
Si preguntáis a los estudiantes del R. A. Long qué fue Homecoming para ellos obtendréis respuestas muy diversas. Para algunos tan solo duraría unas tres horas, para otros, quince días. Para mi, Homecoming empezó el segundo día de instituto cuando mi profesor, en clase de Leadership, nos comentó que íbamos a ser los responsables de la organización de todo el evento. De primeras, teníamos mucho trabajo por hacer y solamente un mes para llevarlo a cabo; luego, te das cuenta de la suerte que tienes de formar parte de esta clase. Tardes pintando carteles, decoraciones para los pasillos, diseñando los tickets, vendiéndolos durante el "lunch"... Todo un proceso muy enriquecedor, aprendes a valorar el esfuerzo y la dedicación de un grupo de personas, orgullosas de su lugar de estudio, que quieren sacar adelante el mejor baile que el high school haya tenido hasta la fecha; es chocante ver como estos alumnos se enfrascan en su tiempo libre en un trabajo tan laborioso sin esperar nada a cambio. Una semana antes de nuestro “Homecoming Game” (el partido de fútbol americano que precede al baile), nos pasamos una tarde entera colocando todas las decoraciones que habíamos hecho por los pasillos del instituto; dividimos los pasillos en cursos (Senior hallway, Sophomore hallway...) y nos pusimos manos a la obra. El tema era "Noche en la ciudad" a mi curso se le asignó la ciudad de Nueva York, pero también pudimos disfrutar de los paisajes de Los Angeles, Las Vegas y Honolulu. Creo que nuestro mayor reto fue forrar todas las luces con papel negro con agujeros en forma de estrella, no se pararon de caer durante toda la semana siguiente; sin duda alguna, las decoraciones fueron de tamaño americano. Ese mismo día se publicó el cartel de la "Spirit Week", que consiste en que, durante la semana de Homecoming, cada día, los estudiantes y profesores tienen una temática para ir vestidos; fue divertido. También se anunció que alumnos comformarían la corte real para el baile. Nuestra "Spirit Week" fue así: el lunes "Jack Gear" (ir vestidos con ropa del colegio, camisetas con el logo, etc.), el martes tocó "Mathlete vs. Athlete", haciendo honor a Cross Country, escogí ir vestido de atleta; el tema del miércoles fue "City vs. Country" y, debido a la falta de camisas de cuadros en mi armario, me decanté por la ciudad. En mi opinión, el jueves fue el día más destacable de todos: "Tacky Tourist", el instituto se tiñó de colores veraniegos con camisas hawaianas y bermudas. Y para terminar dando guerra, el viernes se presentó la temática de "Color War", cada curso se vistió de un color perteneciente al colegio (rojo, negro, gris y blanco); los "seniors" nos vestimos de negro. Hubo compañeros que se tomaron toda la semana muy enserio, pintándose el pelo, maquillándose; y otros, conocidos como "pasotas", pues, como explicarlo, simplemente, pasaron. Una de las muchas ventajas de ser un exchange student es que puedes ir a dos bailes de Homecoming, bueno, si conoces a otra exchange student en el instituto rival. Así es, mi "date" para Homecoming fue Marina, y la verdad es que fue todo muy divertido. Primero fue su Homecoming, exactamente una semana antes del mío; durante el partido pasamos bastante frío, pero vino bien tener otro Homecoming a la semana siguiente porque así ya teníamos la suficiente experiencia como para saber que una llevar una manta para el "Homecoming game" de mi high school era muy necesario. Nos lo pasamos muy bien en su baile, tuvimos un pequeño contratiempo relacionado con llegar desde el estadio hasta su instituto porque no podemos conducir, pero al final logramos solucionar ese problema. No conocía a mucha gente, pero fue una buena oportunidad para hacer nuevas amistades. Además, nos dimos cuenta de una cosa: los americanos no saben poner música. Por el resto, fue genial. Como ya dije, el viernes anunciaron por megafonía la "Homecoming court" formada por cinco chicos y chicas, lo más llamativo es que los conocía a todos. Fueron escogidos por los profesores siguiendo el parámetro de él o la que mejor representa el espíritu del instituto. Básicamente se dedicaron a llevar una tiara y una banda que ponía "Homecoming court" durante toda la semana, o eso pensaba yo hasta que llegó la "Homecoming Assembly". Todo muy americano. Yo me esperaba la asamblea como algo  muy formal: en el auditorio, un evento con un tono serio, pero fue todo lo contrario. Mis compañeros de Leadership hicieron un excelente trabajo organizándola. El objetivo de la asamblea es presentar a los miembros de la corte; al llegar, las animadoras hicieron una actuación para abrir el evento y, acto seguido, fueron presentando a cada uno de los príncipes y princesas; estos estaban ordenados por parejas, pero luego, cuando la asamblea finalizó y los “seniors” nos dispusimos a votar, pudimos hacerlo de forma individual, no por parejas; de hecho, la reina y el rey del baile no estaban emparejados al principio. Después de todas las presentaciones, jugamos a un par de juegos por cursos. Creo que la asamblea fue lo mejor de todo Homecoming, después del baile, claro. Esa misma tarde tuvo lugar el partido de Homecoming, tras cenar con mi equipo, cada uno se fue a arreglar para el "Homecoming Game"; cuando llegamos al estadio, esta vez bien abrigados, todo el mundo estaba eufórico, pero cuando digo todos, es todos, desde el estudiante más joven hasta el profesor a punto de jubilarse, todos. Pasé un buen rato pero, lo mejor, sin duda, fue el descanso, cuando anunciaron quién sería el rey y la reina del baile. Cuando sonó la campana de la pausa, me sumergí en una película americana, pero literalmente. Entró en el estadio una caravana que funcionaba de camerino para los miembros de la corte, acto seguido, las princesas salieron con sus vestidos de noche y se sentaron en la parte trasera de unos coches de lujo descapotables, mientras, los príncipes esperaban en una especie de recibidor. Los coches fueron pasando uno a uno mientras las princesas saludaban (como princesas) y las cinco parejas se subieron a la tarima para el veredicto final. Un par de compañeros de Leadership trajeron diez globos, dos de ellos con confeti, y los estallaron encima de los miembros de la corte. A partir de ese momento, el partido pasó a un segundo plano, y todos nos pusimos a celebrar y a sacarnos fotos con nuestros amigos para dejar inmortalizado ese momento. Y, finalmente, llegó el esperadísimo día por todos: la noche del baile. Ese dia me levante por la mañana, bastante tarde, todo hay que decirlo, sobre las nueve y media (me suelo levantar a las cinco y media, así que las nueve y media es tarde para mí), hice una reserva en el restaurante al que queríamos ir a cenar Marina y yo y, a partir de ahí, fue el día menos productivo del mundo, no hice nada de nada, solo descansar, la semana previa había sido muy larga. Dos horas antes de empezar a prepararme, recibí un mensaje de Marina diciéndome que todo se iba a retrasar porque estaba en un espectáculo de Halloween que se estaba posponiendo. Fue estresante, porque lo tenía todo planeado, pero al final encontramos una solución. El baile era semi - formal, por lo que no tenía que ir de traje, pero sí de camisa y corbata; como a mi este código se me escapa, tuve que pedir consejo y, tras un par de horas en Vancouver, OR, conseguí lo que necesitaba (incluyendo el necesario drama por culpa de la corbata ya que Marina y yo no nos poniamos de acuerdo). Una vez listo, mis host-parents y yo salimos a buscar a Marina y, seguidamente, fuimos a cenar. Con la suerte que tenemos, al llegar al restaurante tailandés, el dependiente nos dijo que hacía dos minutos que la cocina había cerrado; que si queríamos comer, tenía que ser para llevar; como somos españoles, no hubo problema, comimos en el coche de camino al instituto. Cuando llegamos, enseñamos nuestros tickets y pasamos al salón de fiesta, en ese momento aún no había llegado mucha gente, y el ambiente estaba un poco decaído, pero todo se fue animando con el paso de la noche. Bailamos, nos reímos, nos lo pasamos en grande. Hubo el clásico baile lento del rey y la reina, pero la verdad es que nosotros no nos tomamos las canciones lentas muy en serio. Todo lo que Homecoming supuso fue enorme, a nivel interpersonal, todas mis relaciones mejoraron estratosfericamente, y por encima de todo, nos lo pasamos muy muy bien. Cabe destacar que, la semana previa a Homecoming, la "Spirit Week" estuvo plagada de tests y quizzes, pero repleta, así que el baile fue como una recompensa, estoy orgulloso de que no me sobrepasara el estrés. También me invitaron a una fiesta temática de Harry Potter para celebrar Halloween, pero esa es una historia que aún está sin escribir. Además, esa semana hice las audiciones para entrar en la banda sinfónica de la universidad de mi ciudad, afortunadamente, todo salió bien; estoy muy contento con todo lo que estoy haciendo. La semana de Cross Country fue muy dura, pero dio sus frutos. El inicio de esta semana fue la vuelta a la realidad, bueno, la vuelta a la nube. Nuevos trabajos, proyectos y exámenes; pero siempre con una sonrisa. La verdad es que el comienzo de la semana fue un poco caótico, me quedo dormido el lunes, luego tengo mi clase de flauta en el descansillo del colegio en el que trabaja mi profesora porque nos quedamos encerrados, empezamos nuestro primer libro de lectura en clase de inglés, me quedo con el pomo de la puerta en la mano cuando intento entrar en mi habitación… Lo que no pasa aquí no pasa en ningun lado. Pero también hubo cosas muy buenas, me añadieron al "family group chat" de Cross Country (un grupo de broma que crearon mis amigos del equipo), un nuevo personal record en la carrera de la liga (21:52)… Pero sin duda alguna, el momento culmen de la semana fue el siguiente: en Cross Country solemos jugar a tirar una pelota de tenis contra la pared antes de que empiece el entrenamiento; yo, que nunca había tenido la oportunidad de participar, porque suelo llegar al gimnasio con el tiempo justo, cogí la pelota para tirarla, y la primera vez que juego, la tiro por encima del tejado. Fin del juego. Me sentí muy mal en ese momento, pero luego nos acabamos riendo todos. Nuevos momentos se van acercando, nuevos recuerdos, nuevas fechas esenciales para la vida de un americano, nuevos retos. Esta experiencia, y todo este año en general, me está mostrando como es la gente de este país, con sus virtudes y sus defectos, puedo ver lo que aceptan, lo que les parece fuera de lugar, lo que más aprecian… Y lo que veo me gusta. Me gusta mucho.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!


Lucas Santos

lunes, 1 de octubre de 2018

La semilla que tenía vértigo

¡Hola a todos! Solamente "Vértigo". El vértigo es el conflicto entre el miedo a la caída y el deseo de volar. Vértigo es adrenalina, emoción. Vértigo es nudo en la garganta. Vértigo es angustia. Vértigo es sencillamente riesgo, aventura. Y sobre todo, el vértigo que da no estar a la altura!

Tengo vértigo. Hace unos días que me he enterado. Fue una sensación nueva, que nunca antes había tenido. Hace unos días me di cuenta de que tenía un gran problema y a la vez un gran obsequio, que ya nada iba a ser igual. Ahora sé que desgraciada o afortunadamente, una parte de mí, de mi yo, se va a quedar aquí. Para siempre. Lo quiera o no. Solo percatarme de esto hace que todas las letras del teclado se vuelvan difusas. Ahora tengo dos hogares y eso, simplemente, me aterra. Pensar que voy a vivir en un limbo, que hay unos malditos 8239 kilómetros entre mi casa y yo, y que no importa el extremo de la cuerda en que que esté, la ausencia va a estar ahí, vagando por mi ser, me aterroriza.

Esta jugarreta es a la vez mi suerte. Pertenezco a dos lugares, que son a la vez distintos pero iguales. Hay personas maravillosas en ambos, personas que lo darían todo por mi, que me sujetan cuando estoy al borde de este fantástico precipicio constante, permanente desde hace dos meses; son personas que por alguna razón, se han cruzado en el telar de mi vida, y, sin ellos darse cuenta, se han llevado enredado un hilo en la muñeca. Soy feliz.

Qué dos semanas más intensas... Los días pasaron golpeando sin piedad, en su transcurso hubo fallos inocentes, como el día de la primera competición de liga de cross country, en el que teníamos que ir "dressed up" al instituto y yo, segurísimo de mí mismo, llevé el uniforme del equipo en vez de ir de camisa y corbata. Hubo días de euforia, cuando alcancé mi "personal record" dos veces en dos semanas; y también días de estrés, en los que deseaba con todas mis fuerzas que el Sol no saliera nunca para que pudiera dormir un poco más. También ha habido cambios: he cambiado de profesor de "Personal Finance"; he de decir que la modificación ha sido muy positiva, ahora estamos aprendiendo lo que es el mercado de verdad; a través de un juego que simula la bolsa global en el que, partiendo de una cantidad de dinero, tienes que conseguir que dicha suma aumente mediante tus relaciones con empresas reales. Es adictivo. Esta variación ha alterado algo que debería de ser intocable: la hora de la comida, ahora los miércoles tengo que esperar seis horas hasta el "lunch" para poder comer, al menos el esfuerzo es rentable, pero mi león interior no lo ha entendido aún.

El instituto persiste en su tendencia satisfactoria, la montaña de deberes se va haciendo cada vez más alta, temo que llegue el momento en el que la usemos para entrenar los lunes en cross country, pero todo trabajo está dando sus frutos. Esto mismo lo podemos ver en el equipo, todo el mundo se está poniendo en forma y mejorando sus marcas, Coach K está muy contenta con nosotros, y yo estoy muy contento con ellos también. Mi relación con ellos es mucho más natural, ya somos familia, las bromas son parte del día a día y las risas siempre están presentes. Cuanto más tiempo paso con ellos, más tiempo quiero estar con ellos, pero no solo yo, es reciproco, y esto hace que me ahogue de alegría. Con la llegada de los primeros exámenes ha llegado también el estrés, y es que me parece bien que nos manden deberes para reforzar lo que nos han explicado, pero estaría bien que al día siguiente se corrigieran; esta situación ha sido agobiante porque, faltaban pocos días para el "quiz" de Precálculo y yo no sabía como resolver los problemas; es verdad que no entendía algunos de los enunciados por el idioma pero al final no dejé que cundiera el pánico y todo se resolvió con éxito, literalmente.

También aconteció uno de los fines de semana que sé que se ha quedado abigarrado en mis recuerdos. El finde del "Three Course Challenge", otro evento de cross country en el que hicimos una acampada en Rilea Camp, OR. El viaje en bus fue muy productivo, estuvimos hablando todo el rato sobre el "high school" y el comienzo del año escolar; cuando llegamos al camping, cada uno se estableció en sus cabañas (hechas de madera y tela, circulares y, lo mejor del todo, con un tragaluz el el techo a través del cual podías ver las estrellas por la noche y despertarte con los primeros rayos del alba) y, después de deshacer el equipaje, nos dispusimos a correr una pequeña ruta por los alrededores. Luego del breve paseo, encendimos una hoguera para calentarnos un poco y hacer los conocidos "s'mores", que están deliciosos. Tras ver a un par de animales salvajes y pasar un buen rato mirando al hipnótico fuego, decidimos jugar a un par de juegos de baraja antes de ir a dormir. Esa noche descansé y cogí fuerzas para la carrera del sábado, que yo describiría como impredecible pero en la que obtuvimos buenos resultados por parte de nuestro "Varsity". Después del evento, hicimos una parda en Seaside, OR, donde probamos unas "bagels" exquisitas, jugamos al "air hockey" y nos marcamos un buen sprint hacia el bus. El domingo por la mañana, procedí a hacer mi ya rutinaria llamada a casa, es bueno saber que todo sigue en orden y avanzando; y por la noche fui junto con mis padres americanos a la presentación de un restaurante en Vancouver, OR, donde degustamos unos muy buenos menús.

Durante la semana pasada, en mi clase de Leadership estuvimos bastante centrados en la gran fecha que se avecinaba: "Homecoming". Planeamos la decoración del edificio, cómo iba a ser el baile, cuál sería el proceso de elección de la corte, de la que saldrán el rey y la reina... Y todo este tipo de cosas muy americanas. También conocí a otro estudiante de intercambio español que llevaba desde el principio en mi clase de inglés... Tuve mi primera clase individual de flauta, que fue todo un éxito, ahora tengo un montón de nuevas propuestas en cuanto a este año; la verdad es que no puedo esperar para ver como se trabaja con la música aquí. El lunes tuvimos nuestro #monstermonday en cross country y durante los dos días siguientes me encontré un poco mal, afortunadamente, tras dieciséis años con mi abuela, encontré la forma de solventar este contratiempo rápidamente; aún así, el bajón atizó a todo el equipo, haciéndonos parecer una masa moribunda que se dedica a correr por la ciudad de tres a cinco. Hemos tenido otra de las increíbles cenas de equipo, a cada cual mejor, y también me he hecho con alguna que otra sudadera del instituto (lo que me costó todo un lunch, pero valió la pena). Además, a lo largo de la semana hubo estrés general causado por los pases para el baile de homecoming en el otro instituto de la ciudad y la tarde de compra de la ropa semiformal (para los detalles de Homecoming habrá que esperar a la siguiente entrada, pero puedo adelantar que no se está reparando en gastos). El miércoles tuvimos otra carrera de la liga en Vancouver, OR, que también fue un poco caótica debido a la decadencia en la señalización, pero nos lo pasamos muy bien; es siempre un gusto estar rodeado de personas que merecen la pena.

Y como último evento importante, cabe destacar la enorme "Nike Portland", esta fue la carrera de este fin de semana; una de las más importantes de la temporada y a la que acudieron más equipos hasta la fecha. Fue gigante en todos los sentidos, a mi me tocó correr hacia el mediodía, cosa que no me gusta, porque tienes que andar mirando lo que comes y lo que haces todo el rato para estar a punto cuando suene la pistola. He de decir que fue la carrera más dura que he hecho, durante todo el trayecto noté todo mi cuerpo ardiendo pero no paraba de repetirme a mi mismo en bucle que tenía que seguir, que en un año pagaría lo que fuera por repetir ese momento y que tenía que hacer que todo el esfuerzo valiese la pena; y así fue, conseguí mi "personal record" actual (22:10). Además, durante ese día mejoré muchísimo mis relaciones con el equipo que se volvieron, como ya dije, mucho más naturales. Una vez que llegamos a casa, me propusieron ir a jugar de nuevo a D&D y como no (nunca digas que no a un plan) acepté, este es el juego más "friki" que jamás he visto, pero se está convirtiendo en mi vía de escape y la verdad es que nos divertimos bastante jugando.

A pesar de todo el vértigo que tengo ahora mismo desatado en mi interior, y que es tan bello como opresor, creo que esta vez voy a acabar la entrada dando las gracias, algo que los estadounidenses tienen muy interiorizado y que a nosotros nos falta por trabajar; yo tengo que agradecer a aquellos y aquellas que han creado un nuevo hogar para mi, que han sabido como robar, sin yo darme cuenta, una de mis semillas y la han plantado aquí. La semilla crece cada día un poquito, con cada momento, no importa si es bueno o malo; la semilla crece. Y cuando la semilla se convierta en árbol, ocupará tanto espacio dentro de mi, que espero poder soportarlo. Lo que es una lástima, es que esta nueva especie no es apta para injertos ni fusiones, y no se puede unir a otro ejemplar plantado hace dieciséis años a 8239 kilómetros de aquí.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!


Lucas Santos





martes, 18 de septiembre de 2018

Sunset - Sunrise

¡Hola a todos! Antes de nada, siento el retraso con respecto a la publicación de esta entrada, este se debe a que finalmente ha llegado el ajetreo, y a la manía de los profesores de ciencias de poner cincuenta ejercicios por asignatura cada día, pero no me quejo, prefiero esto a la pausada y repetitiva vida de hace un par de semanas.

Durante los últimos días de agosto y los primeros de septiembre aproveché para llamar a mis amigos de España, sin razón aparente, simplemente lo necesitaba; fue un sexto sentido y también un poco de curiosidad sobre como estaba yendo su fin de verano. Después de varios fallos técnicos referidos a la calidad de las llamadas, que me frustraban profundamente, al colgar, un conglomerado de sentimientos se apoderaba de mi. Tras unas llamadas sentía la falta de esa persona y algunos momentos vividos con ella se me venían a la cabeza, era bonito y agridulce; mientras que otras me aportaron mucho ánimo y fuerza para seguir haciendo y probando cosas.

Esta quincena puedo decir que he empezado a valorar verdaderamente esta experiencia. Cuando me enteré de que Cross Country es sólo un deporte de otoño, se me cayó el alma al suelo. Luego razoné que durante el resto del año hay otra actividad parecida llamada "Track & Field" a la que también asisten la mayoría de mis compañeros, lo que fue un alivio, pero, gracias a esto, ahora estoy aprovechando al máximo cada momento, cada entrenamiento y cada competición que tengo, porque sé que esto, como todo, se va a acabar un día, y cuando esto ocurra quiero poder afirmar que lo he exprimido y disfrutado al máximo.

A comienzos de este mes, he conocido a una persona que cambiaría el curso de todos los acontecimientos, y es que, a pesar del retraso, aterrizó Longview otra parte de España: Marina. Yo ya sabía que otra estudiante de intercambio, también becada por la FAO, iba a pasar su año en el mismo lugar que yo, y la verdad es que no le había dado mayor importancia, pero desde el primer momento en el que quedamos en "Sweet Spot", fue como si parte de "casa" hubiera llegado de repente, volver a hablar en Español y tratar como tratamos nosotros fue reconfortante, cada vez que nos vemos es como si se hiciera un paréntesis en la película en la que llevo viviendo mes y medio; tener a otra persona de España aquí es muy positivo, es como un refugio. Gracias.

Estas semanas no ha faltado el probar cosas nuevas, es gracioso, me da la sensación de que cada vez que pienso que ya lo he visto todo, aparecen más novedades, ya sean restaurantes, tiendas o lugares. He ido a ver la puesta de Sol con mi familia americana a Willow Grove Beach y, a pesar de las prisas debido al "The closing time of the park is at sunset" y al guardia que nos perseguía, fue precioso y tranquilizante. También fui a apoyar a los profesores en uno de los últimos días de su huelga, porque sí, como ya habréis adivinado, la huelga ha acabado (no, si me estoy marcando cada rima en esta entrada...). Además, he presenciado el sueño americano: un martes como este, unos compañeros de Cross Country me invitaron a jugar al aquí conocido D&D (Dragones y Mazmorras), y tras tragarme hora y media de vídeo explicativo sobre las normas del juego, del cual solo saqué en claro lo básico, me aventuré en la que sería una de las tardes más productivas de mi estancia hasta la fecha. A la hora de jugar todo se entiende de forma más sencilla, al ser un juego de rol, hay que crear una historia por lo que también tiene su parte de intriga. Pasamos un buen rato, cosa que tardó en entender uno de mis amigos, que se pasó toda la partida preguntándome "Are you enjoying it? For sure?", aún así se lo agradezco. Me contaron que una de las cosas que les gustaría llevar a cabo sería abrir un club para jugar a dicho juego en el instituto, pero que necesitaban a un profesor que diera parte de su tiempo libre y dedicación, y, tras mostrarle, sin ningún tipo de intención persuasiva, a nuestro "Assistant coach" nuestra iniciativa y empeño, él mismo se ofreció voluntario para abrir el club, provocando alegría y revuelo general. Ahora mismo estamos planteando todas las variables, ya que tenemos un horario ajustado y cosas de mayor prioridad, pero seguro que será una buena salida del estrés.

En este tiempo hemos tenido ya dos competiciones de Cross Country (mañana toca otra más, pero esta vez nosotros somos los anfitriones). Las competiciones son muy provechosas, hay muy buen ambiente, y es un buen lugar para fortalecer el sentimiento de equipo y mejorar tus amistades. La primera de ellas fue en Oregón (Ash Creek Festival) y la verdad es que ese día acabé bastante enfadado conmigo mismo por empeorar mi marca (26:02) ya que aquella había sido una semana de duros entrenamientos y el resto del equipo había mejorado la suya. Más tarde comprendí que no podía aplicarme tan a fondo durante la semana si después pretendía rendir en las carreras. Por el contrario, la del último sábado fue todo un éxito para el equipo: no solo alcancé mi PR (ni idea de lo que era hasta que todo el mundo me empezó a felicitar por haberlo logrado y al ver mi cara de "no me estoy enterando" me preguntaron si sabía lo que era. Se ve que es "personal record", más sencillo imposible), si no que ganamos dos medallas gracias a un sprint final y a un comienzo de carrera, ahora tengo mi marca de 22:51, lo que no solo te motiva a seguir esforzándote, si no que también te ayuda a planear futuras estrategias de competición. Go Jacks!

Uno de los grandes descubrimientos de la semana fue cuando, haciendo zapping, descubrí que mi host-family tenía Netflix. Tras la apabullante noticia, mi primera reacción fue ponerme al día con la serie que había dejado a medias a causa de mi partida: "Once Upon a Time" y, para mi grata sorpresa, entendí todos los diálogos. Al día siguiente despedimos el verano como se debía: en la playa con un buen frisbee, y nos preparamos para lo que sería nuestro "first day of senior year".

La calma era la dueña de la casa, sólo se escuchaba el cantar del viento acariciando las ventanas cuando de pronto, la estridente y odiada alarma hizo su aparición a las cinco y media de la mañana. Este fue el comienzo del primer día de clase. Tras dejarlo todo organizado el día anterior, fui andando hasta la casa de mis vecinas para ir con ellas hasta el instituto y asistir al espectáculo más esperado del día, el "senior surise" o "el amanecer de los senior", pero suena mejor en inglés. La salida del Sol nos pilló en el coche, porque verlo desde el high school suponía levantarse hora y media antes, cosa que no iba a consentir; de todas formas, no me lo perdí. Tras recoger mi horario, que gracias a Dios estaba bien, y conseguir una taquilla, me dirigí hacia mis primeras clases. Entender a los profesores no es lo difícil, lo complicado es estudiar en inglés, por ahora estamos dando materia que yo ya he estudiado en años anteriores, pero la tengo que"re-estudiar" en este nuevo idioma; estoy bastante ajetreado. Luego, para coger la comida que había dejado dentro de la taquilla, necesité la ayuda de dos profesores, aun sigo abriéndola a la tercera, es más fácil atracar un banco. Y llegó la temida hora del lunch por todos los nuevos; si queréis que os diga la verdad, no fue para tanto, me senté con mi vecina el primer día y luego, después de clase, durante el entrenamiento, cuando mis compañeros se enteraron de que comíamos a la misma hora, ya me invitaron a su mesa. Durante los intercambios tenemos que cambiar de clase, y esta primera semana me estoy planteando preguntarle a la coach si me puedo saltar los calentamientos, porque le estoy dando más vueltas al edificio que una manecilla a un reloj; pero es parte de la atractiva incertidumbre de cada día saber si llegaré puntual a mi siguiente periodo o no, por ahora ningún día ha habido falta. Tras el entrenamiento me puse a estudiar para el examen que me pusieron para ese mismo viernes (empecé un martes) y a hacer los deberes. Fue un día distinto que sigue grabado en mi mente, no es que ocurriera nada fuera de lo normal, pero es un recuerdo que describiría como inocente, estaba nervioso y simplemente me dediqué a ser un estudiante más dentro de la normalidad que una persona extranjera puede tener, claro. Todos los profesores me han recibido muy contentos de tener a un "exchange student" en sus clases, y yo estoy muy contento de ir a sus clases, así que todos contentos.

A raíz de esto me gustaría hacer una reflexión: antes de llegar a América escuché varios comentarios sobre el nivel educativo americano, la verdad es que estos no fueron muy positivos, y todos ellos estaban hechos desde el desconocimiento, ninguna de esas personas había estudiado nunca en un instituto americano. He llegado a la conclusión de que no es más fácil ni más difícil, sólo se trabajan y potencian cosas diferentes, puedo poner, por ejemplo, mi evaluación inicial de física, eran diez ecuaciones de primer grado de las más sencillas que puedes encontrar en un libro de primero de la ESO, o que me han mandado hacer la portada de la libreta en alguna de mis clases (sí, mi cara de estupefacción tuvo que ser importante, porque no hacía la portada de una libreta desde que tenía 12 años), pero a la manera americana, claro: a lo grande. Sin embargo, estoy aprendiendo a organizar Homecoming (el primer baile del año) y estoy trabajando con una tecnología con la que nunca había trabajado en un instituto de secundaria, aprendiendo a cómo manejar mis gastos personales, y lo más importante, el instituto americano no me está enseñando sólo fórmulas matemáticas o qué palabras debo usar en una carta formal, el instituto americano me está enseñando una aplicación práctica, a la vida real, de todo esto. Y me está mostrando la manera disfrutar de verdad el ir todos los días siete horas a clase.

También he vivido el día de las fotos y todo el drama que esto supone (niñas tropezándose cada paso por culpa de sus tacones de quince centímetros, niños peinándose el pelo cada minuto, personal desesperado corriendo por los pasillos porque se les ha arrugado la esquina de la camisa...), la satisfacción de una A+ en mi primer examen, mis primeras "team dinners" los viernes después de entrenar con el resto de los chicos del equipo... Esto está siendo inolvidable.

Esta vez, me dispongo a despedir el blog con una frase de un buen profesor que he conocido: "Tienes todo el tiempo del mundo y ni un solo momento que perder". Pienso que la cita podría resumir de forma satisfactoria mis sensaciones durante estas dos semanas. Una vez más, gracias por leerme, espero que lo hayas disfrutado tanto como lo hago yo.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!


Lucas Santos







Winter Ball

¡Hola a todos! Esta quincena me he dado cuenta de que mi vida aquí se ha normalizado, dentro de los límites americanos, claro. Como una buen...