lunes, 31 de diciembre de 2018

Winter Ball

¡Hola a todos! Esta quincena me he dado cuenta de que mi vida aquí se ha normalizado, dentro de los límites americanos, claro. Como una buena amiga me dijo, ya he pasado la denominada “Honeymoon” que caracteriza a los primeros meses de estancia mientras te estás adaptando. Ahora mismo estoy viviendo lo que sería una vida americana real, dentro de lo que podemos llamar “real”, vuelvo a repetir. Siento que ya no tengo que pensar tanto las cosas como hacía al principio, todo sale automático. No tengo que repetirme un par de veces tras despertarme, “Lucas, no te olvides de que aquí se habla inglés”, porque ya no es necesario, mi cerebro ya ha asimilado que es lo natural. Cuando la gente me pregunta cómo va mi inglés y si ha mejorado, siempre me quedo un poco pasmado; no porque mi nivel no haya evolucionado, obviamente, desde que estoy en EEUU, está mejorando constantemente, sino porque nunca me lo planteo. Es cierto que al inicio del programa, tus habilidades con el idioma crecen de forma sorprendente, te haces al acento, aprendes expresiones… Pero una vez que esto ya está superado, la soltura con la lengua va aumentando en un proceso continuo, o eso es lo que está ocurriendo en mi caso.

Como sabemos que las Navidades se acercan gracias a los numerosos anuncios y a las redundantes decoraciones que aparecen de forma mágica el día posterior a Thanksgiving, llegó el momento de dejarse la cabeza pensando en los regalos. Además, dos personas dentro de mi familia también cumplen en estas fechas, por lo que el trabajo y el ajetreo aumentaban. A parte de los regalos individuales, para ahorrar un poco de dinero, voy a participar en los llamados “White Elephants” con mis grupos de amigos. “White Elephant” es un intercambio de regalos parecido al amigo invisible pero con muchas más reglas y complicaciones.

En el instituto comenzamos a trabajar en nuestro “business project” para la asignatura de Leadership. En este tenemos que inventar un producto o servicio y crear una compañía a partir de él, cada persona del grupo desempeña un cargo dentro de la empresa y entre todos tenemos que crear una presentación para la clase, es muy interesante. También me estoy poniendo manos a la obra con el community service, necesito una serie de horas tanto para el high school como para el programa, así que un jueves por la tarde me quedé un par de horas después de las clases para ayudar en una colecta de mantas destinadas a las personas sin techo de la ciudad. Mi función fue “hacer” las mantas; cortábamos los bordes de dos mantas en forma de flecos y los uníamos con un nudo haciéndolas más consistentes. Además, llamé a la biblioteca pública de Longview para informarme de cómo podría hacer voluntariado allí también, pero nadie me contestó; tras varias llamadas perdidas durante una semana, me respondieron para hacerme saber que para ayudar allí necesitaba cubrir un formulario; entonces, fui a recoger dicho documento, lo cubrí y lo entregué, a las pocas horas me enviaron un powerpoint con el protocolo de seguridad, hice un pequeño quiz sobre él y ahora estoy esperando al cinco de enero para ir a la jornada orientativa. La verdad es que tengo ganas de hacer voluntariado en la biblioteca, me parece un muy buen lugar.

Cuando salgo de casa por las mañanas últimamente, todo el exterior está congelado, helado. El paisaje es completamente blanco, y el parabrisas del coche está opaco. Me encanta, de pronto todo está cubierto por una capa gélida y abundante niebla. Todo un espectáculo. Este panorama ayuda a meterte en el espíritu de la Navidad, lo que viene genial cuando tienes que dar un concierto con esta temática. Mi profesora de flauta me preguntó si me gustaría participar en el concierto anual que se celebra en una de las iglesias locales, yo accedí con la condición, más bien súplica, de que no me diera un villancico convencional, de los que ya estoy un poco quemado. Tras unos días de búsqueda, encontramos unos que podían encajar y nos pusimos a prepararlos. En el concierto toqué con su madre, que es pianista, y al final no fue del todo mal, me recordó bastante a las audiciones del conservatorio, quién me diera tocar ahora en una… Otra cosa que me alegró bastante fue cuando, un día cualquiera, al ir a recoger el correo me encontré un paquete con mi nombre. Siempre que llega un paquete o una carta, la emoción es enorme, hay veces que me pongo nervioso y todo, no me preguntéis por qué. Pero es que esta vez, el contenido de la pequeña caja era algo que llevaba esperando con deseo desde que había hecho el pedido: turrón. Resistir a la tentación de abrir las tabletas fue complicado, pero me espere hasta el día veinticuatro para compartirlas.

En estas semanas me ocurrió un acontecimiento súper importante para la vida de cualquier español: el día en el que cocinas tu primera tortilla de patatas. Todo empezó cuando me ofrecí a preparar el desayuno del día de Navidad para la familia, pero claro, antes de ponerte a cocinar para la gente tienes que hacer un par de “ensayos”. Recuerdo que ese día se me hizo muy largo, me desperté y no había nadie en casa, mi hermano estaba trabajando y mis padres estaban fuera de la ciudad cuidando a sus nietos. Tenía toda la casa para mí, y como no, fue un día muy poco productivo. Cuando mis padres llegaron a casa, me dispuse a comenzar la famosa receta. Al terminar, quedó bastante decente, seguro que con el tiempo todo mejora.

La última semana antes de irnos al “Winter Break” fue la semana de los finales, tuve tests de prácticamente todas las asignaturas, pero sin duda, la clase que se hizo más pesada fue inglés, poner a punto la libreta, hacer ensayos y redacciones, las fotocopias, leer el libro, estudiar el vocabulario… Cuando pensaba que lo tenía todo acabado, surgían nuevos trabajos al día siguiente en clase, se hizo eterno. Además, esa semana también tuve el concierto de Navidad del que hablé antes; se juntó todo. Pero no sólo fue estudiar, tambien fui a un par de fiestas de cumpleaños, se cumplían dieciocho en ambas. En la primera de ellas jugamos al Monopoly durante toda la fiesta; fue muy divertido. Y la segunda era una fiesta sorpresa que organizó la hermana de la cumpleañera; lo malo fue que no saben disimular, entonces todo parecía muy sospechoso y evidente. Esta también fue muy entretenida, además, siempre te tratan como si fueras parte de la familia, y eso es muy agradable. Durante estos días, recibí una visita de mi coordinadora local de CIEE, nos situamos con lo que había ocurrido en los últimos meses y planeamos lo que pasará en un futuro.

El último día antes de las vacaciones me pasé la mañana decorando galletas al estilo navideño. Siempre me sorprenden todos los medios que tienen para montar una actividad en el instituto, y cómo las clases se transforman dependiendo de ellas; parecía que teníamos toda una fábrica montada en clase de química.

Al día siguiente se celebró Winter Ball, la verdad es que después de Homecoming, estaba esperando con ganas otro baile. En esta ocasión decidimos ir en grupo, exchange students. Anna (Alemania) y Marina quedaron en casa de Thai (Brasil) temprano para prepararse todas juntas y, unas horas antes del baile, pasé por su casa para que nos llevaran a cenar. Cenamos en Applebee’s, nos reímos mucho y, un poco más tarde, llegamos al high school para el baile. En la entrada estaba mi profesora de Civics, hablamos un rato y luego nos hicimos un hueco entre la multitud; bailamos, nos encontramos con más amigos, nos lo pasamos bien; aunque seguimos defendiendo que no saben poner música. Después del baile nos vino a buscar mi hermano y todos volvimos de nuevo a casa de Thai, vimos un par de películas; una de ellas fue “Mamma Mia”, que ahora mismo tengo en bucle durante todo el día. Luego nos marchamos a casa. Otra noche inolvidable.

Tras el baile, Winter Break quedó inaugurado, llegan unos días de descanso en los que voy a poder hacer lo que me gusta y disfrutar de las Navidades americanas tal y como son. Sus tradiciones. Sus costumbres. También tengo miedo por lo que pueda pasar, las primeras Navidades fuera de casa, bueno, eso ya no es verdad, debería decir las primeras Navidades lejos de las personas que quiero desde siempre. Pero por otro lado no me preocupa, porque el espíritu navideño en Estados Unidos es impresionante y porque las personas en las que confío están “segurísimas de que todo pasará sin problemas”. Gracias. Antes de terminar la última entrada de este año me gustaría desearos a todos unas felices fiestas y un feliz año nuevo. 2018 ha sido un año espectacular para mí y voy a empezar 2019 con ganas de superar al año anterior.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!

Lucas Santos





domingo, 30 de diciembre de 2018

Winter Warmth

¡Hola a todos! Con esta entrada inauguramos el mes de diciembre; estos cuatro meses han sido muy intensos, un no parar. Los días son eternos pero, a la vez, las semanas pasan como un suspiro, cuando me quiero dar cuenta ya me están llamando mis padres de nuevo. A pesar de lo exiguo que es el tiempo, tengo la agradable sensación de que estoy aprovechando al máximo los instantes que tengo aquí. Las horas contadas. Cuando echo un vistazo a las anotaciones antes de escribir las entradas me doy cuenta de que hay veces que ni siquiera recuerdo lo que he hecho hace dos días. Me alegra saber que todo está plasmado en un papel, creo que si no escribiera, acabaría volviéndome loco.

A mediados de noviembre, uno de mis mejores amigos consiguió una beca de la Universidad de Saint Martin’s por sus resultados en Cross Country, todos asistimos a la firma del contrato en la biblioteca del instituto. Fue divertido y hubo una de esas tartas modernas de Instagram. Me sorprendió que aquí los “student athlete” puedan recibir becas para estudiar en la universidad gracias a su esfuerzo en el deporte en el que estén; las universidades se cuelan en las competiciones para vernos y luego ofrecen este tipo de ayudas (necesarias, porque el “college” americano es carísimo) a cambio de la participación del atleta en el equipo de la universidad. Entre tanto, mi familia y yo comenzamos a planear nuestra visita a Seattle, le pusimos fecha: Thanksgiving, y empezamos a decidir qué queríamos visitar. Todas las personas a las que les preguntaba me recomendaban un lugar nuevo, incluso uno de los profesores hizo de guía explicándome los sitios que me gustarían, conociendo mis gustos. Estoy contando los días para visitar “Emerald City”.

Uno de los momentos que más disfruto del dia sucede tras las clases, cuando me subo al bus para ir a casa. Saludar al conductor, uno, dos, tres asientos, izquierda, acomodar la mochila a mi lado y observar a todos los alumnos saliendo del edificio, deseosos de entrar en sus coches e iniciar el camino de vuelta. Cuando todo el mundo está listo, el vehículo amarillo arranca y yo saco mi ebook para leer; a mitad de camino, cuando el bus esta más vacío, cierro el libro y me pongo a hablar con mis vecinos preguntándoles cómo ha ido el día. Hay veces que el viaje se hace eterno, sobre todo cuando tienes cosas que hacer; el bus tarda casi una hora en llegar a mi casa. Antes de bajarme siempre reviso que no me quede nada en el asiento y, tras darle las gracias a el conductor y desearle un buen día, me bajo.

Los últimos días de clase antes de nuestro primer paréntesis del curso (Thanksgiving) se acercaban. La verdad es que los estaba esperando con ganas, pero a la vez, no quería que llegaran nunca porque suponían que una de mis mejores amigas volvía a casa. Como buenos amigos, preparamos una fiesta en la bolera, en la que estuvimos esperando cuarenta minutos a que llegara la gente, y para nada, porque al final no nos dejaron jugar; se ve que había una liga esa noche. Pero nosotros no nos dimos por vencido y volvimos a los pocos días, esta vez organizando una fiesta sorpresa. Fue muy divertido, nos lo pasamos muy bien y le dijimos adiós por todo lo alto. Estoy seguro de que este verano cae una visita a Francia. Este mismo fin de semana, acabe mi primer juego de D&D, fue entretenido porque ya le he pillado el tranquillo y la verdad es que es un juego bastante friki pero muy creativo.

Antes de marcharnos de vacaciones por Thanksgiving, empezamos a ver en las clases nuevos materiales, llegaron nuevos tests, nuevos quizzes, nuevos libros de lectura… Es cierto que esta última semana se hizo pesada a causa de los deberes y trabajos que teníamos que entregar, pero de todo se sale; ahora mismo me estoy preparando para la semana de los finales antes del Winter Break.

Además de los proyectos académicos, también hemos empezado a anunciar el baile de Winter Ball, el más importante del año escolar después de PROM; se celebrará el último sábado antes de Navidades y ya estamos dejándolo todo listo en Leadership. He resuelto el dance pass para Marina y, a pesar de los imprevistos por culpa de las confusiones de los alumnos de primer y segundo año en la venta de tiquets, y el miedo a que cancelaran el evento a causa de esto, estoy seguro de que va a ser una muy buena noche.

En estas semanas también he tenido mi primer concierto en América con la banda de la universidad. Ha sido de temática marina y hemos tocado obras como “Of Sailors and Whales” de McBeth o “Four Sea Interludes” from “Peter Grimes” de Britten . Tenía bastante curiosidad por ver cómo funcionaban los conciertos en U.S.A. Tras numerosos ensayos, llegó el día del “dress rehearsal”, al que no se tiene que ir vestido (que paradoja) y veinticuatro horas después, el esperado concierto. El código de vestimenta americano es muy similar al que ya conozco, por no decir igual, el problema fue encontrar ropa en Longview, ¡No hay ni una sola tienda!, al final, tras mucho rebuscar, acabamos con una camisa negra. La mecánica de la actuación fue la conocida, lo que más me sorprendió fue que el director explicó de forma muy detallada el significado y la historia que hay detrás de cada obra; de forma muy muy detallada, incluso demasiado, pero el público apreció el detalle, o eso me dijeron. Me quedo con un buen recuerdo de mi “debut” americano.

El antepenúltimo día antes del puente fue el primero que llegué tarde a clase (tal vez no parece gran cosa, pero aquí se considera una falta importante). La culpa fue del conductor, pero ya está todo hablado, al final nos acabamos riendo y todo. Y, como no, el último día antes del puente, no podía ser un día normal. Los profesores de ciencias prepararon toda una sesión de zumba; como la mayoría de mis clases son de ciencias, me pase tres cuartos de la mañana bailando con mis compañeros. Fue muy gracioso e, inesperadamente, cansado. Esa misma tarde, quedé para ir al cine con los chicos de Cross Country, vimos la última de Animales Fantásticos. Íbamos cuatro, contando a mi hermano y a mi; una de las chicas con las que estábamos, Lena (que me lleva pidiendo durante semanas en clase de Personal Finance que la saque en el blog), es una fan del mundo de Harry Potter, y yo también me he leído todos los libros, así que fuimos los únicos que entendimos la película, nuestros hermanos se quedaron dormidos a los quince minutos. Otra cosa que me llamó la atención de los cines americanos, a parte de que los precios meten miedo, es que tienen, literalmente, media hora de anuncios, por eso salimos de casa a la hora a la que empezaba la película, para llegar a, como decirlo; la película.

Y se presentó el esperadísimo día de Thanksgiving. Según me levante, me puse a hacer la maleta: nos íbamos a Seattle. De camino paramos para coger un par de cafés Starbucks, al igual que el resto de familias locales, por lo que tuvimos que esperar una cola bastante larga. Una vez que llegamos a casa de mi tía, todo estaba decorado, muy decorado. Me presentaron a algunos familiares que aún no había tenido la oportunidad de conocer y, antes de empezar a comer, el estudiante de intercambio que vive con mi tía y yo, dimos un pequeño concierto que gustó bastante. Tras bendecir la comida, nos pusimos manos a la obra. Las fuentes de comida estaban desbordantes, comimos durante un buen rato, y luego, todos los adolescentes nos fuimos a jugar al billar que tienen en el piso de arriba, fue un día muy americano. También hubo juegos típicos de Thanksgiving como el mítico “I’m thankful for…”. Tras el gran banquete, nos despedimos de los familiares y arrancamos hacia “grandma's”; llovía como nunca había visto en Washington, pero llegamos sanos y salvos. Después de cenar, decidimos planear los lugares que íbamos a visitar al día siguiente en la gran ciudad.

A la mañana siguiente ya no podía aguantar más, queria ir a Seattle. Después de un desayuno delicioso y dar quince mil vueltas hasta encontrar parking, cogimos un tren con destino Space Needle. Desde allí arriba se podía ver toda la ciudad, fue impresionante. Además, el suelo de la penúltima planta era giratorio y por lo tanto, no hacía falta moverse, ya se movía él solo. Tras el famoso monumento, fuimos a Pike Place Market, para ver el “flying fish”; cuando me di cuenta, tenía un par de merluzas pasando por encima de mi cabeza. La siguiente parada era la Gum Wall, que nos costó lo suyo encontrar, a pesar de que estaba a sólo veinte metros de distancia; fue bastante asqueroso. El primer Starbucks, Benaroya Hall, The Elliott Bay Book Company… Y ya estábamos de vuelta en casa de la abuela para ver la “Apple cup”, que es el madrid-barcelona de Washington. Cougars vs. Huskies. El ultimo día antes de la vuelta al instituto hicimos una pequeña parada en el centro comercial de Seattle y ya nos volvimos a Longview.

Durante estos últimos días, solucioné la locura de entradas del blog (y aún sigo en ello), hice mis primeros laboratorios en química y en física, que me han encantado, siento que aprendo de verdad; hojas de ejercicios, deberes, nuestro gato se pone enfermo causando revuelo general en casa y, para terminar, una amiga y yo salimos a correr al lago con la excusa de "no perder la forma” para cuando empiece la temporada de Track en primavera. Esta es la excusa, la verdad es que lo echábamos de menos, y nos dio igual que diluviara e hiciera frío.

"Winter is coming", y esto es una realidad, está viniendo en todos los sentidos y habrá que abrigarse para no pillar frío.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!

Lucas Santos









Winter Ball

¡Hola a todos! Esta quincena me he dado cuenta de que mi vida aquí se ha normalizado, dentro de los límites americanos, claro. Como una buen...