jueves, 29 de noviembre de 2018

El termo sigue cerrado

¡Hola a todos! Hoy quiero empezar la entrada exponiendo lo importante que es tener metas, objetivos, puntos a los que llegar. Los buenos objetivos son aquellos que requieren trabajo y esfuerzo. Hay veces que por mucho empeño que pongamos, no se consiguen. Hay veces que consigues algo sin esperarlo, incluso pensando si de verdad lo mereces. Una vida sin metas sería como un vuelo sin punto de destino; volaríamos sin sentido hasta que se nos acabara el combustible. Pérdida de energía. Conociendo el propósito podemos trazar el camino; la travesía. Durante este periplo, tenemos la opción de correr si es necesario, o de pararnos a pasear y observar los alrededores; saltar obstáculos e incluso sentarnos a pensar. Aquí he descubierto que la posibilidad de caminos es infinita, hay caminos estrechos y caminos anchos. Tenemos la libertad para crear nuestro camino, tenemos el lujo y la responsabilidad de poder elegir.

A comienzos de quincena, decidí que, tras la experiencia vivida en la organización del baile de Homecoming, me gustaría "tomar la iniciativa", como dicen en clase, en alguna de las propuestas que solemos tener en Leadership, y llevar a cabo un proyecto; así que, formando parte de la comisión de "recognition", tomé la iniciativa con el "Birthday Wall", que es un calendario gigante donde cada mes se incluyen los cumpleaños de todos los estudiantes nacidos en esos días. Me pareció un buena idea para, de alguna manera, reconocer a todos los estudiantes. Nos llevó bastante tiempo hacerlo, pero valió la pena.

Como el invierno se acerca y porque de vez en cuando mi abuela aparece en las llamadas domingueras hacia el otro lado del charco para recordarme, con su mejor intención, que tengo que abrigarme (gracias abuela por estar siempre tan atenta de que tu familia este se encuentre bien, con el estómago lleno y bien calentitos), el día de centro comercial era inevitable. Para hacer la irremediable compra más amena pensé en alguien que pudiera necesitar, al igual que yo, ropa de invierno; y ahí estaba Marina, esperando en el portal de su casa a las diez y cuarto, lista para ir a Portland, OR. Pasamos toda la mañana visitando tiendas junto con mi padre y mi hermano, tratando de encontrar los mejores precios. Antes de ir a comer, decidimos entrar en unas tiendas de zapatos para ver si encontrábamos algo; mientras ella se probaba unas botas, yo fui a echar un vistazo a los jerséis. Cuando volví, me encontré con que estaba hablando con otras chicas de nuestra edad, mas o menos. Y sí, puede que Marina sea sociable, pero tanto como para ponerse a hablar con desconocidos… Pues resulta que acabábamos de coincidir con Sara, otra estudiante de intercambio de España, pero no solo eso, también es una becada por la Fundación. Creo que estuvimos en estado de shock durante un minuto y luego ya reaccionamos. ¿Cómo puede ser que se junten todas las coincidencias para que esto ocurra?. Fue muy fuerte.

El martes tuvimos la ceremonia de cierre de Cross Country: “Awards”. Mis amigos y yo comenzamos a planear el evento con antelación, fui a comprar junto a un compañero un par de regalos para nuestra coach y assistant coach; fueron unas horas muy divertidas donde casi nos perdemos entre tantas estanterías. Y, por otro lado, planificábamos un par de recuerdos para nuestros mejores atletas; se suponía que estos últimos iban a ser secretos, hasta que mis amigos tuvieron la genial idea de poner todas las partes que conformaban el regalo juntas durante el lunch, ahí se empezaron a oler las intenciones. Ya por la noche, nos reunimos todos en la cafetería, donde también estaban presentes los padres, para proceder a la entrega de premios. Todo comenzó con los estudiantes de "Middle School", cada uno recibió un diploma y, si habían reunido los requisitos, también se les obsequió con una Varsity Letter la cual certifica tu esfuerzo, disciplina y dedicación dentro del equipo. Lo mismo ocurrió con nosotros, los atletas del high school. Antes de entregar un galardón al atleta, Coach K daba un pequeño discurso sobre esa persona, diciendo cómo había sido su temporada y lo que había aportado al equipo. Yo conseguí una Varsity Letter, lo que me dejó bastante sorprendido porque no estaba seguro de haber alcanzado todos los parámetros. Cuando acabaron los premios, se dio paso a los premios extraordinarios; el ultimo dia de entrenamiento, todos votamos a nuestros candidatos para las dos categorías extra: el y la que más ha mejorado y el y la más inspiracional. Yo tenía bastante asimilado que no iba a conseguir ninguna de ellas por dos razones: sólo hay cuatro galardones para todo el equipo y sólo llevo en él tres meses. Bueno, pues América volvió a sorprenderme de nuevo. Más inspiracional. Yo. No me lo creía; de hecho, cuando Coach K dijo mi nombre, tardé en reaccionar unos segundos antes de levantarme. El premio representa mucho para mí porque fueron mis compañeros los que votaron. Una vez más vuelvo a la palabra que no paro de repetir: Gracias. Por todo. Todo; con el significado completo de la palabra.

Otra anécdota "curiosa" que tuvo lugar en estas dos semanas ocurrió durante un luch, concretamente en el lunch del miércoles. Como todos los días, tras sacar de mi taquilla la bolsa del almuerzo y sentarnos enfrente de la biblioteca, me dispuse a abrir el termo que suelo llevar con sopa dentro. El termo no quiso abrirse. Lo intente con todas mis fuerzas, pero el pequeño recipiente insistía en retener el alimento en su interior. Mi termo pasó por todas las manos de la mesa pero no hubo forma. Al llegar a casa, mi madre y mi hermano también probaron, pero el termo seguía sellado. La única solución que vimos fue ponernos a debatir las posibles razones por las que al cilindrico envase no le venía en gana abrirse. No sacamos nada en claro.

Mientras todo esto sucedía, se acercaba la fecha del que será mi primer concierto. Los ensayos con la banda de la Universidad son cada vez más interesantes, nuestro director conoce muchos aspectos de la música. Al final de uno de estos ensayos, repartió una serie de pósters de distintos tamaños para que, el que pudiera, los colgase por la ciudad. Yo soy el único estudiante de mi instituto que está en esta banda, por lo que me tocó hacer de publicista. Lo que yo no sabía es todo el proceso que hay que llevar a cabo para colgar un póster en mi instituto, un simple póster. Dicho cartel va pasando por todas las oficinas del edificio hasta aterrizar en el despacho del director, donde se somete a una rigurosa inspección. Aceptar seis hojas de papel les llevó tres días. Finalmente, los pude pegar en los sitios estratégicos del campus.

Durante estos días también aconteció una de las fechas más importantes del calendario americano: Veteran's Day. Gracias a esta festividad tuvimos un finde un poco más largo y celebramos el cumple de Bea, una becada que, junto a Jorge y Marina, conforma nuestro "Spanish Crew", y que conocí el la fiesta de Halloween. A causa de la festividad, se celebró una asamblea en el salón de actos del instituto. Fue mucho más formal que la de Homecoming, honrar a los militares es algo que se toman muy enserio y, por supuesto, hay que ser respetuoso con ello. Como en cada asamblea, algo tiene que pasar, algo aparte del pequeño concierto de la orquesta o de las diferentes presentaciones y es que entre la explicación de la rama militar aérea y la marina, reprodujeron un video con una canción de fondo que no paraba de repetir "I'm homesickness". Obviamente, se refería a el sentimiento de los soldados cuando están fuera del país luchando, pero creo que mis compañeros de Leadership no cayeron en que había exchange students en la sala. Fue complicado aguantar las lágrimas pero se aguantaron; lo mejor fueron las miradas que nos intercambiamos entre nosotros, los estudiantes de intercambio. Para qué meter sal en la herida… Tengo la suerte de poder decir que hasta ahora no me ha dado ningún tipo de bajón durante mi estancia en U.S.A., pero, como cualquier ser humano, de vez en cuando también me acuerdo de mi familia, de mis amigos, de mi ciudad; el "recuerdo" suele durar unos pocos segundos, porque conozco mis salidas, simplemente me pongo a hacer otra cosa o a pensar en algo diferente. No es que sea algo malo, para nada, y entiendo que hay veces que se necesita, pero yo no estoy por la labor de estar de bajón cuando podría estar disfrutando.

En este pequeño descanso a causa del festivo, aproveché para volver a quedar con mis amigos del equipo, jugamos durante un rato a D&D, luego fuimos a la bolera, donde no di ni una, hasta que desarrolle mi compleja técnica de tirar como un señor mayor; mis amigos se rieron, pero a mí tirar de esta forma me dio tres plenos seguidos. Valio la pena. Después de pasar un par de horas divirtiéndonos en la bolera, fui con Marina y su familia hasta Vancouver, WA, para comprar un regalo para Bea, que, como ya dije, celebraba su cumpleaños el fin de semana. Dimos un par de vueltas al centro comercial para encontrar lo que queríamos y nos volvimos. En el viaje de vuelta, mis amigos me llamaron de nuevo para decirme que estaban planeando ir al cine y, dicho y hecho, Marina y yo nos presentamos en su casa, jugamos durante un rato a Mario Kart, que hacía siglos que no jugaba yo a ese videojuego y luego, tras probar el mejor batido de mi vida, fuimos a ver Bohemian Rhapsody; muy recomendable. Fue una de las mejores tardes que he pasado aquí.

El cumpleanos de Bea también fue muy divertido; bailamos, sacamos fotos, nos divertimos en general; pero sin duda lo mejor fue cuando, para cenar, se destapó la mesa de aperitivos y en ella había tortilla. En ese momento creí que estaba soñando, no bromeo. Gracias a Cross Country llegue de primero a la mesa y pude comerme tranquilamente un cuarto de la tortilla yo solo, luego hubo más platos españoles, pero la tortilla los deslució a todos. Gracias Bea, de corazón. Después de cenar, seguimos hablando durante un rato y luego decidimos jugar al Monopoly; cuando nos quisimos dar cuenta eran las cuatro de la mañana. Nos fuimos a dormir porque el desayuno estaría listo en sólo cinco horas. A la mañana siguiente jugamos a un par de juegos más y luego nos volvimos a casa. La fiesta fue perfecta, era justo lo que necesitaba para salir, aunque solo fuera por unas horas, de los deberes y trabajos.

Después de ese fin de semana, mi familia americana me invitó a ir a cenar a uno de los restaurantes mexicanos más famosos de la ciudad y la verdad es que toda la comida estaba muy buena. La comida mejicana tiene un regustillo a la española, lo que me inspira a atreverme a cocinar por mi cuenta. Aún no me he atrevido porque los platos españoles me parecen complicados pero no me iré de América sin haber hecho mi primera tortilla, eso lo aseguro. Mientras tanto, el termo sigue cerrado...


¡LA AVENTURA CONTINÚA!

Lucas Santos





domingo, 25 de noviembre de 2018

Pero mientras tanto, seguimos corriendo...

¡Hola a todos! Bienvenidos de nuevo, ya hacía tiempo que no me sentaba enfrente del ordenador a jugar a ser escritor. Lo echaba de menos. Mi pequeña ausencia se debe a que, a finales del mes de octubre, mi ordenador dejo de funcionar, lo encendía y según accedía al escritorio, la pantalla se ponía en vertical y a los pocos segundos todo se volvia negro. Unas risas… Al principio decidí esperar para ver si era simplemente una falta de batería pero, desgraciadamente, no fue así,. Lo llevé a una tienda de aquí, sin entender muy bien qué había pasado; el ordenador lo compré hace cuatro meses y nunca se ha llevado un golpe, de hecho, solo lo uso dos veces al mes para escribir este mismo blog. En la tienda no consiguieron nada y la única solución fue mandarlo de vuelta a Espana esperando que la garantía pueda hacer algo. El problema es que los ordenadores americanos no tienen un teclado apto para escribir en español, lo que es lógico; no hay tildes, no hay acentos de ningún tipo, no hay eñes… Y así me he pasado todo el mes de noviembre, sin poder desahogarme a través de las letras, lo he aguantado hasta que ya no he podido más y he decidido usar un ordenador americano a pesar de que me lleve el doble de trabajo publicar una entrada. Toda esta situación me ha llevado a sacar una conclusión, el tiempo pasa muy rápido, mucho más rápido de lo que a mí me gustaría, pero también me alegra saber que no he parado de hacer cosas de todo tipo; hace diez minutos, cuando me puse a revisar mis notas y vi que en esta entrada tengo que comentar los primeros detalles de PROM o el huracán de sentimientos de Senior Night; y que todo esto paso hace solo un mes me planteo si el paso del tiempo también varía en U.S.A., igual que ocurre con las millas y los grados farenheit; todos estos momentos parecen tan lejanos.

A finales de octubre, tuvo lugar uno de los eventos deportivos más esperados del año, el partido de Civil War, donde los equipos de fútbol americano de los institutos de la ciudad se enfrentan para conseguir el preciado honor de ser el campeón. Cómo no, detrás del partido, estamos los estudiantes de Leadership; cada instituto diseña una camiseta con motivo del encuentro, el objetivo de las camisetas es desmotivar al contrincante haciendo burla al otro high school, el sentimiento de pertenencia es enorme. El día del partido, se respiraba la tensión en los pasillos del R.A. Long; en el entrenamiento, nadie era capaz de concentrarse, todos esperábamos que la campana de la torre del reloj diera las siete. Cuando sonó la séptima campanada, saltaron bombas de color que tiñeron las gradas de rojo o azul, dependiendo del colegio; o eso me dijeron porque yo, como buen español, llegue tarde. Disfruté del partido con mi familia de Cross Country, los demás exchange students y alguno que otro senior. Al final perdimos, pero sé que valió la pena ir porque aún sigue tronando en mi cabeza el barullo de las gradas.

Esta quincena, algunos de los atletas de Cross Country y yo fuimos a hacer community service a uno de los bancos de comida de la ciudad, ese día hizo un frío horrible pero pasé un buen rato con mis amigos repartiendo yogures griegos y limonada. Después de un corte de pelo, con su respectiva charla con la peluquera, salimos hacia la casa de Marina, que celebraba una fiesta de Halloween, el tema era Harry Potter. Sus padres se molestaron un montón decorando y organizando juegos, búsquedas del tesoro y demás; parecía que estábamos en Hogwarts de verdad, hasta la comida estaba sacada de los libros. Tras comer tal desmesurada cantidad de dulces, nos fuimos a bañar a la piscina, que habían preparado con niebla; y luego, dormimos en tienda de campaña. Fue muy divertido y las risas no faltaron en ningún momento. Gracias. 

Después del breve paréntesis, tocó volver a la rutina, a los deberes y al instituto y, sorprendentemente, no fue tan duro. Aquí estoy aprendiendo que hay que tener una mente positiva, y que valorar la suerte que tengo es básico; por eso, cuando veo la montaña de deberes sobre mi escritorio, me digo a mi mismo que soy afortunado de poder estar haciendo deberes de precálculo o Personal Finance y de poder estudiar en el instituto en el que estoy, al que ya pertenezco. No voy a mentir diciendo que no me da una pereza enorme pasarme la tarde haciendo problemas de matemáticas, pero siempre lo planteo desde otra perspectiva. Además, mi vida durante la mañana ya se está empezando a asentar, mis amigos me esperan delante de mi taquilla para ir al “lunch”, el tercer asiento a la izquierda en el bus amarillo ya es mío… todo es estable, al menos hasta que ocurra algo en breves que lo vuelva a "embarullar" todo. Estoy esperando. En el instituto, los profesores han cogido la desagradable manía de poner quizzes todas las semanas, lo que provoca un cansancio continuo, y también he vivido los primeros tests del año escolar; al final no ha sido para tanto, pero al principio asustan.

El viernes nos reunieron a todos los senior en el salón de actos durante Advisory para hablarnos de nuestra graduación y sus respectivos requisitos; la empresa organizadora también estaba presente y aprovecharon para exponer la amplísima gama de productos que podemos comprar; desde sudaderas "Class of 2019" hasta joyas como el anillo de la clase, pasando por la famosa toga y birrete, esto sin contar las invitaciones y anunciaciones personalizadas; en definitiva, sociedad consumista compulsiva.

Durante estos tres meses en América he tenido que buscar puntos de apoyo, aquellos que tenía en España, los tengo aquí también. Pero necesitaba algo nuevo, necesitaba comprensión, y no una comprensión externa, necesitaba alguien que estuviera en mi misma situación y es por eso por lo recurrí a los becados, hablar con Ainhoa, con Jorge, es refrescante, te pone los pies en la tierra, tanto si estás volando por las nubes como si estás hundido en lo más profundo del océano. Pero hay veces que necesitas a alguien aquí, que este contigo, y es cuando te sientas en la mesa internacional, cada uno tiene un punto de vista diferente, y nos ayudamos entre nosotros cuando hay turbulencias por el camino, ya sea el inglés, una asignatura, la familia o las ganas de ver a alguien más allá de en una pantalla; con ellos me he dado cuenta de que si quieres entender, entiendes, hables bien el idioma o no, con ellos no importa que el verbo esté mal conjugado, la acción siempre está ahí detrás.

Esta semana también caí en que Cross Country se estaba acabando, por mucho que quisiera estirarlo o negarlo. Mi última carrera fue la de la liga, pero después, seguí yendo a los entrenamientos, más que nada por que no aceptaba que se hubiera acabado. El equipo principal se estaba preparando para las competiciones del distrito y los entrenamientos siguieron como habían sido siempre, con menos gente; el número de personas iba reduciéndose con el paso de los días. Como recompensa por seguir entrenando, me permitieron ir con ellos al Distrito, no tengo problemas con mis notas, por lo que la administración no puso pegas, pero antes, acaeció Senior Night.

Senior Night se celebra para reconocer a los atletas de último curso que han corrido en el equipo durante su estancia en el instituto; además, los homenajeados, preparan un breve discurso para agradecer a sus padres por el esfuerzo realizado. Al final acabé hablando delante de todos. Los discursos de mis compañeros fueron muy emotivos, y cuando llegó mi turno, estaba temblando y al borde de las lágrimas; todo lo que llevaba dentro se liberó cuando empecé a hablar. La verdad es que ya ni me acuerdo de lo que dije, solo se que empece con "yo no puedo hablar de cuatro años, sólo de tres meses…" y que cuando acabe, medio equipo estaba llorando. Al sentarme, me sentí completamente transparente, como si hubiera enseñado quién soy yo desde dentro, como si ahora lo supieran todo de mí, vulnerable. Coach K nos dio unas cartas que había escrito para cada uno de nosotros y un pequeño regalo que para mí tiene más valor que cualquier diamante del mundo. Creo que esa noche nos unió aún más. 

La competición del distrito no fue como estaba planeada, desde el estallido de la pistola de salida de la primera carrera hasta que llegamos a casa no paró de llover, aún así, tres de mis amigos se clasificaron para el estado. Pero lo peor fue cuando tuve la inocente idea de pedir los deberes, ¿había perdido un día de colegio o un mes?. Me llevó toda una semana ponerme al día. De todo se sale. La buena noticia fue que los entrenamientos continuaban debido a la clasificatoria estatal.

Unos de los requisitos de graduación es haber realizado los exámenes estatales de matemáticas e inglés, por eso una mañana recibí una nota de dirección donde me comunicaban que había suspendido dichos exámenes y que tenía que repetirlos, cuando en verdad, nunca los había hecho. De todas formas, me apunté para realizarlos, sacrificando así dos días de clase. Yo pensaba que sería un examen de inglés normal, pero para mí, el maldito nunca acababa, estuve cuatro horas leyendo textos en inglés, analizandolos y contestando preguntas, y, cuando pensé que la pesadilla había acabado, la bibliotecaria me dijo que aún me quedaba por hacer el examen de redacción, que fueron dos largas horas más. Cuando llegué a casa el dolor de cabeza era tal, que sólo pude tirarme en la cama, cualquier contacto con el inglés me molestaba, a pesar de mis intentos, el idioma fue imposible de esquivar. Afortunadamente, el examen de matemáticas solo duró cinco horas, el problema aquí fue que no sabía el nombre de las monedas americanas y que la vigilante no entendió que no soy estadounidense, bueno, sí que lo entendió, pero no quiso ayudar.

Al mismo tiempo, los ensayos con la banda sinfónica de la universidad fueron pasando, estamos preparando las obras para el concierto de “Thanksgiving” y se pueden notar los primeros avances. Después del caos, necesitaba un día sin hacer nada (dentro de lo que es no hacer nada aquí), por lo que me esforcé al máximo para dejar todos los deberes hechos el la tarde del viernes y así tener el domingo libre, no lo conseguí, tuve que trabajar en el libro de inglés por la tarde, pero la mañana no me la quitó nadie.

Y finalmente, llegó el descanso con la deseada fecha del 31 de octubre: Halloween. Desde pequeño siempre había soñado con celebrar Halloween al estilo americano. Sueño cumplido. La ciudad estaba muy bien decorada. Ese día aprendí que los capítulos se cierran cuando tú quieres y no cuando están acabados; tuvimos el último entrenamiento de Cross Country, y lo celebramos con la "Trash Run", que consistió en correr por la ciudad tratando de encontrar el objeto más raro que pudiéramos, no os imagináis lo que los americanos dejan tirado por ahí... Fue muy divertido. Después de ducharnos porque, como de costumbre, llovió con gana, nos fuimos a Cathlamet, la pequeña ciudad donde vive mi abuela americana, y, donde todo estaba listo para hacer truco o trato. En nuestra casa llamaron al timbre más de trescientas veces, sin exagerar. Hubo disfraces de lo más originales, me gustaría haber sido más pequeño para poder celebrarlo con la ilusión con la que los niños pedían caramelos.

Resumiendo, hay que vivir y aprovechar todos los momentos, exprimirlos, abrazarlos con fuerza, para que luego, cuando hayan pasado, no nos quedemos con las ganas. Esto es como un suspiro y a la vez, hay días que parecen no acabar. Hay veces que me siento a hablar con mis padres, y me doy cuenta de que es domingo de nuevo, hay veces que no me acuerdo ni de lo que pasó ayer. Y es por eso, solamente por eso, por lo que tengo que respirar cada instante, inspirarlo con fuerza, aguantarlo tanto tiempo como necesite y espirar despacio sabiendo que el oxígeno siempre se quedará dentro.


¡LA AVENTURA CONTINÚA! 


Lucas Santos













Winter Ball

¡Hola a todos! Esta quincena me he dado cuenta de que mi vida aquí se ha normalizado, dentro de los límites americanos, claro. Como una buen...