martes, 18 de septiembre de 2018

Sunset - Sunrise

¡Hola a todos! Antes de nada, siento el retraso con respecto a la publicación de esta entrada, este se debe a que finalmente ha llegado el ajetreo, y a la manía de los profesores de ciencias de poner cincuenta ejercicios por asignatura cada día, pero no me quejo, prefiero esto a la pausada y repetitiva vida de hace un par de semanas.

Durante los últimos días de agosto y los primeros de septiembre aproveché para llamar a mis amigos de España, sin razón aparente, simplemente lo necesitaba; fue un sexto sentido y también un poco de curiosidad sobre como estaba yendo su fin de verano. Después de varios fallos técnicos referidos a la calidad de las llamadas, que me frustraban profundamente, al colgar, un conglomerado de sentimientos se apoderaba de mi. Tras unas llamadas sentía la falta de esa persona y algunos momentos vividos con ella se me venían a la cabeza, era bonito y agridulce; mientras que otras me aportaron mucho ánimo y fuerza para seguir haciendo y probando cosas.

Esta quincena puedo decir que he empezado a valorar verdaderamente esta experiencia. Cuando me enteré de que Cross Country es sólo un deporte de otoño, se me cayó el alma al suelo. Luego razoné que durante el resto del año hay otra actividad parecida llamada "Track & Field" a la que también asisten la mayoría de mis compañeros, lo que fue un alivio, pero, gracias a esto, ahora estoy aprovechando al máximo cada momento, cada entrenamiento y cada competición que tengo, porque sé que esto, como todo, se va a acabar un día, y cuando esto ocurra quiero poder afirmar que lo he exprimido y disfrutado al máximo.

A comienzos de este mes, he conocido a una persona que cambiaría el curso de todos los acontecimientos, y es que, a pesar del retraso, aterrizó Longview otra parte de España: Marina. Yo ya sabía que otra estudiante de intercambio, también becada por la FAO, iba a pasar su año en el mismo lugar que yo, y la verdad es que no le había dado mayor importancia, pero desde el primer momento en el que quedamos en "Sweet Spot", fue como si parte de "casa" hubiera llegado de repente, volver a hablar en Español y tratar como tratamos nosotros fue reconfortante, cada vez que nos vemos es como si se hiciera un paréntesis en la película en la que llevo viviendo mes y medio; tener a otra persona de España aquí es muy positivo, es como un refugio. Gracias.

Estas semanas no ha faltado el probar cosas nuevas, es gracioso, me da la sensación de que cada vez que pienso que ya lo he visto todo, aparecen más novedades, ya sean restaurantes, tiendas o lugares. He ido a ver la puesta de Sol con mi familia americana a Willow Grove Beach y, a pesar de las prisas debido al "The closing time of the park is at sunset" y al guardia que nos perseguía, fue precioso y tranquilizante. También fui a apoyar a los profesores en uno de los últimos días de su huelga, porque sí, como ya habréis adivinado, la huelga ha acabado (no, si me estoy marcando cada rima en esta entrada...). Además, he presenciado el sueño americano: un martes como este, unos compañeros de Cross Country me invitaron a jugar al aquí conocido D&D (Dragones y Mazmorras), y tras tragarme hora y media de vídeo explicativo sobre las normas del juego, del cual solo saqué en claro lo básico, me aventuré en la que sería una de las tardes más productivas de mi estancia hasta la fecha. A la hora de jugar todo se entiende de forma más sencilla, al ser un juego de rol, hay que crear una historia por lo que también tiene su parte de intriga. Pasamos un buen rato, cosa que tardó en entender uno de mis amigos, que se pasó toda la partida preguntándome "Are you enjoying it? For sure?", aún así se lo agradezco. Me contaron que una de las cosas que les gustaría llevar a cabo sería abrir un club para jugar a dicho juego en el instituto, pero que necesitaban a un profesor que diera parte de su tiempo libre y dedicación, y, tras mostrarle, sin ningún tipo de intención persuasiva, a nuestro "Assistant coach" nuestra iniciativa y empeño, él mismo se ofreció voluntario para abrir el club, provocando alegría y revuelo general. Ahora mismo estamos planteando todas las variables, ya que tenemos un horario ajustado y cosas de mayor prioridad, pero seguro que será una buena salida del estrés.

En este tiempo hemos tenido ya dos competiciones de Cross Country (mañana toca otra más, pero esta vez nosotros somos los anfitriones). Las competiciones son muy provechosas, hay muy buen ambiente, y es un buen lugar para fortalecer el sentimiento de equipo y mejorar tus amistades. La primera de ellas fue en Oregón (Ash Creek Festival) y la verdad es que ese día acabé bastante enfadado conmigo mismo por empeorar mi marca (26:02) ya que aquella había sido una semana de duros entrenamientos y el resto del equipo había mejorado la suya. Más tarde comprendí que no podía aplicarme tan a fondo durante la semana si después pretendía rendir en las carreras. Por el contrario, la del último sábado fue todo un éxito para el equipo: no solo alcancé mi PR (ni idea de lo que era hasta que todo el mundo me empezó a felicitar por haberlo logrado y al ver mi cara de "no me estoy enterando" me preguntaron si sabía lo que era. Se ve que es "personal record", más sencillo imposible), si no que ganamos dos medallas gracias a un sprint final y a un comienzo de carrera, ahora tengo mi marca de 22:51, lo que no solo te motiva a seguir esforzándote, si no que también te ayuda a planear futuras estrategias de competición. Go Jacks!

Uno de los grandes descubrimientos de la semana fue cuando, haciendo zapping, descubrí que mi host-family tenía Netflix. Tras la apabullante noticia, mi primera reacción fue ponerme al día con la serie que había dejado a medias a causa de mi partida: "Once Upon a Time" y, para mi grata sorpresa, entendí todos los diálogos. Al día siguiente despedimos el verano como se debía: en la playa con un buen frisbee, y nos preparamos para lo que sería nuestro "first day of senior year".

La calma era la dueña de la casa, sólo se escuchaba el cantar del viento acariciando las ventanas cuando de pronto, la estridente y odiada alarma hizo su aparición a las cinco y media de la mañana. Este fue el comienzo del primer día de clase. Tras dejarlo todo organizado el día anterior, fui andando hasta la casa de mis vecinas para ir con ellas hasta el instituto y asistir al espectáculo más esperado del día, el "senior surise" o "el amanecer de los senior", pero suena mejor en inglés. La salida del Sol nos pilló en el coche, porque verlo desde el high school suponía levantarse hora y media antes, cosa que no iba a consentir; de todas formas, no me lo perdí. Tras recoger mi horario, que gracias a Dios estaba bien, y conseguir una taquilla, me dirigí hacia mis primeras clases. Entender a los profesores no es lo difícil, lo complicado es estudiar en inglés, por ahora estamos dando materia que yo ya he estudiado en años anteriores, pero la tengo que"re-estudiar" en este nuevo idioma; estoy bastante ajetreado. Luego, para coger la comida que había dejado dentro de la taquilla, necesité la ayuda de dos profesores, aun sigo abriéndola a la tercera, es más fácil atracar un banco. Y llegó la temida hora del lunch por todos los nuevos; si queréis que os diga la verdad, no fue para tanto, me senté con mi vecina el primer día y luego, después de clase, durante el entrenamiento, cuando mis compañeros se enteraron de que comíamos a la misma hora, ya me invitaron a su mesa. Durante los intercambios tenemos que cambiar de clase, y esta primera semana me estoy planteando preguntarle a la coach si me puedo saltar los calentamientos, porque le estoy dando más vueltas al edificio que una manecilla a un reloj; pero es parte de la atractiva incertidumbre de cada día saber si llegaré puntual a mi siguiente periodo o no, por ahora ningún día ha habido falta. Tras el entrenamiento me puse a estudiar para el examen que me pusieron para ese mismo viernes (empecé un martes) y a hacer los deberes. Fue un día distinto que sigue grabado en mi mente, no es que ocurriera nada fuera de lo normal, pero es un recuerdo que describiría como inocente, estaba nervioso y simplemente me dediqué a ser un estudiante más dentro de la normalidad que una persona extranjera puede tener, claro. Todos los profesores me han recibido muy contentos de tener a un "exchange student" en sus clases, y yo estoy muy contento de ir a sus clases, así que todos contentos.

A raíz de esto me gustaría hacer una reflexión: antes de llegar a América escuché varios comentarios sobre el nivel educativo americano, la verdad es que estos no fueron muy positivos, y todos ellos estaban hechos desde el desconocimiento, ninguna de esas personas había estudiado nunca en un instituto americano. He llegado a la conclusión de que no es más fácil ni más difícil, sólo se trabajan y potencian cosas diferentes, puedo poner, por ejemplo, mi evaluación inicial de física, eran diez ecuaciones de primer grado de las más sencillas que puedes encontrar en un libro de primero de la ESO, o que me han mandado hacer la portada de la libreta en alguna de mis clases (sí, mi cara de estupefacción tuvo que ser importante, porque no hacía la portada de una libreta desde que tenía 12 años), pero a la manera americana, claro: a lo grande. Sin embargo, estoy aprendiendo a organizar Homecoming (el primer baile del año) y estoy trabajando con una tecnología con la que nunca había trabajado en un instituto de secundaria, aprendiendo a cómo manejar mis gastos personales, y lo más importante, el instituto americano no me está enseñando sólo fórmulas matemáticas o qué palabras debo usar en una carta formal, el instituto americano me está enseñando una aplicación práctica, a la vida real, de todo esto. Y me está mostrando la manera disfrutar de verdad el ir todos los días siete horas a clase.

También he vivido el día de las fotos y todo el drama que esto supone (niñas tropezándose cada paso por culpa de sus tacones de quince centímetros, niños peinándose el pelo cada minuto, personal desesperado corriendo por los pasillos porque se les ha arrugado la esquina de la camisa...), la satisfacción de una A+ en mi primer examen, mis primeras "team dinners" los viernes después de entrenar con el resto de los chicos del equipo... Esto está siendo inolvidable.

Esta vez, me dispongo a despedir el blog con una frase de un buen profesor que he conocido: "Tienes todo el tiempo del mundo y ni un solo momento que perder". Pienso que la cita podría resumir de forma satisfactoria mis sensaciones durante estas dos semanas. Una vez más, gracias por leerme, espero que lo hayas disfrutado tanto como lo hago yo.


¡LA AVENTURA CONTINÚA!


Lucas Santos







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