Como sabemos que las Navidades se acercan gracias a los numerosos anuncios y a las redundantes decoraciones que aparecen de forma mágica el día posterior a Thanksgiving, llegó el momento de dejarse la cabeza pensando en los regalos. Además, dos personas dentro de mi familia también cumplen en estas fechas, por lo que el trabajo y el ajetreo aumentaban. A parte de los regalos individuales, para ahorrar un poco de dinero, voy a participar en los llamados “White Elephants” con mis grupos de amigos. “White Elephant” es un intercambio de regalos parecido al amigo invisible pero con muchas más reglas y complicaciones.
En el instituto comenzamos a trabajar en nuestro “business project” para la asignatura de Leadership. En este tenemos que inventar un producto o servicio y crear una compañía a partir de él, cada persona del grupo desempeña un cargo dentro de la empresa y entre todos tenemos que crear una presentación para la clase, es muy interesante. También me estoy poniendo manos a la obra con el community service, necesito una serie de horas tanto para el high school como para el programa, así que un jueves por la tarde me quedé un par de horas después de las clases para ayudar en una colecta de mantas destinadas a las personas sin techo de la ciudad. Mi función fue “hacer” las mantas; cortábamos los bordes de dos mantas en forma de flecos y los uníamos con un nudo haciéndolas más consistentes. Además, llamé a la biblioteca pública de Longview para informarme de cómo podría hacer voluntariado allí también, pero nadie me contestó; tras varias llamadas perdidas durante una semana, me respondieron para hacerme saber que para ayudar allí necesitaba cubrir un formulario; entonces, fui a recoger dicho documento, lo cubrí y lo entregué, a las pocas horas me enviaron un powerpoint con el protocolo de seguridad, hice un pequeño quiz sobre él y ahora estoy esperando al cinco de enero para ir a la jornada orientativa. La verdad es que tengo ganas de hacer voluntariado en la biblioteca, me parece un muy buen lugar.
Cuando salgo de casa por las mañanas últimamente, todo el exterior está congelado, helado. El paisaje es completamente blanco, y el parabrisas del coche está opaco. Me encanta, de pronto todo está cubierto por una capa gélida y abundante niebla. Todo un espectáculo. Este panorama ayuda a meterte en el espíritu de la Navidad, lo que viene genial cuando tienes que dar un concierto con esta temática. Mi profesora de flauta me preguntó si me gustaría participar en el concierto anual que se celebra en una de las iglesias locales, yo accedí con la condición, más bien súplica, de que no me diera un villancico convencional, de los que ya estoy un poco quemado. Tras unos días de búsqueda, encontramos unos que podían encajar y nos pusimos a prepararlos. En el concierto toqué con su madre, que es pianista, y al final no fue del todo mal, me recordó bastante a las audiciones del conservatorio, quién me diera tocar ahora en una… Otra cosa que me alegró bastante fue cuando, un día cualquiera, al ir a recoger el correo me encontré un paquete con mi nombre. Siempre que llega un paquete o una carta, la emoción es enorme, hay veces que me pongo nervioso y todo, no me preguntéis por qué. Pero es que esta vez, el contenido de la pequeña caja era algo que llevaba esperando con deseo desde que había hecho el pedido: turrón. Resistir a la tentación de abrir las tabletas fue complicado, pero me espere hasta el día veinticuatro para compartirlas.
En estas semanas me ocurrió un acontecimiento súper importante para la vida de cualquier español: el día en el que cocinas tu primera tortilla de patatas. Todo empezó cuando me ofrecí a preparar el desayuno del día de Navidad para la familia, pero claro, antes de ponerte a cocinar para la gente tienes que hacer un par de “ensayos”. Recuerdo que ese día se me hizo muy largo, me desperté y no había nadie en casa, mi hermano estaba trabajando y mis padres estaban fuera de la ciudad cuidando a sus nietos. Tenía toda la casa para mí, y como no, fue un día muy poco productivo. Cuando mis padres llegaron a casa, me dispuse a comenzar la famosa receta. Al terminar, quedó bastante decente, seguro que con el tiempo todo mejora.
La última semana antes de irnos al “Winter Break” fue la semana de los finales, tuve tests de prácticamente todas las asignaturas, pero sin duda, la clase que se hizo más pesada fue inglés, poner a punto la libreta, hacer ensayos y redacciones, las fotocopias, leer el libro, estudiar el vocabulario… Cuando pensaba que lo tenía todo acabado, surgían nuevos trabajos al día siguiente en clase, se hizo eterno. Además, esa semana también tuve el concierto de Navidad del que hablé antes; se juntó todo. Pero no sólo fue estudiar, tambien fui a un par de fiestas de cumpleaños, se cumplían dieciocho en ambas. En la primera de ellas jugamos al Monopoly durante toda la fiesta; fue muy divertido. Y la segunda era una fiesta sorpresa que organizó la hermana de la cumpleañera; lo malo fue que no saben disimular, entonces todo parecía muy sospechoso y evidente. Esta también fue muy entretenida, además, siempre te tratan como si fueras parte de la familia, y eso es muy agradable. Durante estos días, recibí una visita de mi coordinadora local de CIEE, nos situamos con lo que había ocurrido en los últimos meses y planeamos lo que pasará en un futuro.
El último día antes de las vacaciones me pasé la mañana decorando galletas al estilo navideño. Siempre me sorprenden todos los medios que tienen para montar una actividad en el instituto, y cómo las clases se transforman dependiendo de ellas; parecía que teníamos toda una fábrica montada en clase de química.
Al día siguiente se celebró Winter Ball, la verdad es que después de Homecoming, estaba esperando con ganas otro baile. En esta ocasión decidimos ir en grupo, exchange students. Anna (Alemania) y Marina quedaron en casa de Thai (Brasil) temprano para prepararse todas juntas y, unas horas antes del baile, pasé por su casa para que nos llevaran a cenar. Cenamos en Applebee’s, nos reímos mucho y, un poco más tarde, llegamos al high school para el baile. En la entrada estaba mi profesora de Civics, hablamos un rato y luego nos hicimos un hueco entre la multitud; bailamos, nos encontramos con más amigos, nos lo pasamos bien; aunque seguimos defendiendo que no saben poner música. Después del baile nos vino a buscar mi hermano y todos volvimos de nuevo a casa de Thai, vimos un par de películas; una de ellas fue “Mamma Mia”, que ahora mismo tengo en bucle durante todo el día. Luego nos marchamos a casa. Otra noche inolvidable.
Tras el baile, Winter Break quedó inaugurado, llegan unos días de descanso en los que voy a poder hacer lo que me gusta y disfrutar de las Navidades americanas tal y como son. Sus tradiciones. Sus costumbres. También tengo miedo por lo que pueda pasar, las primeras Navidades fuera de casa, bueno, eso ya no es verdad, debería decir las primeras Navidades lejos de las personas que quiero desde siempre. Pero por otro lado no me preocupa, porque el espíritu navideño en Estados Unidos es impresionante y porque las personas en las que confío están “segurísimas de que todo pasará sin problemas”. Gracias. Antes de terminar la última entrada de este año me gustaría desearos a todos unas felices fiestas y un feliz año nuevo. 2018 ha sido un año espectacular para mí y voy a empezar 2019 con ganas de superar al año anterior.
¡LA AVENTURA CONTINÚA!
Lucas Santos